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lunes, 17 de marzo de 2014

Síntomas de que tu hijo está estresado

Esta generación no soporta el ocio porque lo vive como vacío y casi como depresión. Por eso, se llenan de actividades tanto dentro como fuera de la escuela. Cuáles son los signos de agotamiento.


se suele escuchar a los padres decir que prefieren que sus chicos hagan muchas cosas porque no les gusta que se queden horas mirando la TV o frente a la computadora. 

Sus niños amanecen a las 7 de la mañana para asistir a sus escuelas, donde permanecen hasta las 16 ó 17 horas, cuando tienen doble jornada. Pero pareciera que esto no alcanza. Al salir, comienza el “rally”: hockey, circo, guitarra, maestra particular, ortodoncia y psicopedagoga, entre otras actividades extras. 

Estos chicos no paran. Están muy estimulados (hiperestimulados) y son lanzados hacia la acción. Por eso, entre las consultas recibidas, hay cada vez más niños y adolescentes estresados.


Síntomas de agotamiento

Los niños de hoy, al igual que los adultos, están padeciendo trastornos de ansiedad.  Se ven envueltos en una vorágine social, en una carrera hacia no se sabe donde. 

Los chicos han perdido la capacidad de registrar las alertas corporales, conductuales y emocionales que indican la necesidad de parar. Al perder el registro, no pueden bajar a tiempo del “rally”, para evitar que la propia máquina (cuerpo-alma) colapse. 

Así, se ve a niños agotados y agobiados, que presentan estos síntomas físicos: 

*  Miedos nuevos o recurrentes (miedo a la oscuridad, a estar solos, a los extraños, etc.)
*  Preocupaciones.
*  Aferrarse al adulto y sentirse incapaz de perderlo de vista.
*  Enojo.
*  Regresión a comportamientos típicos de etapas anteriores del desarrollo.
*  Llanto y lloriqueo.
*  Incapacidad para controlar sus emociones.
*  Comportamiento agresivo.
*  Caprichos.
*  Oposición para participar en actividades familiares o escolares.
*  Molestias estomacales o dolor estomacal vago.
*  Pesadillas y problemas para dormir.
*  Dolor de cabeza.
*  Enuresis (mojar la cama).
*  Disminución del apetito o cambio de hábitos alimentarios.

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