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miércoles, 31 de agosto de 2016

“Si Puedes Soñarlo, Puedes Hacerlo” Y Otras Frases Basura Que Debes Olvidar Para Triunfar

Si has hecho click en este artículo es muy posible que, como yo, estés completamente harto de esta tendencia de frases moñas y positivas que nos invaden por todas partes. Es imposible huir de estas citas pseudo-motivadoras que podemos encontrar en todas las redes sociales, libretas, pósters, tazas de café e incluso (es verdad, lo reconocemos) aquí en Código Nuevo… Mira, yo no es que sea Steve Jobs ni entraré en la lista Forbes, pero sé de sobra que frases como estas no nos ayudan en nada a triunfar.

“No cuentes los días, haz que lo días cuenten”

Vamos a ponernos serios, ¿quién demonios está en su casa delante de un calendario contando días? Respuesta: NADIE. Pues claro que hay que conseguir que los días cuenten, mi detector de obviedades acaba de explotar. Si realmente quieres conseguir que los días cuenten y valgan para algo, en vez de imprimir esta frase o ponerla de fondo de escritorio de tu ordenador, mejor márcate un objetivo y dedícate todos los días un tiempo a intentar conseguirlo. De esta manera cada día sí que contará y será un paso hacia delante.

“Nada cambia si no cambias nada”

¿En serio? Yo pensaba que todo lo que quería conseguir en la vida simplemente un día llamaría a la puerta, como un pedido de Amazon o la compra online del Mercadona. Evidentemente, si quieres conseguir algo tienes que cambiar algo y cuando digo algo en realidad quiero decir mucho. Porque cualquier objetivo, ya sea grande o pequeño, te va a exigir levantar el culo del sofá y sacar los ojos de la pantalla.

“Lo único imposible es aquello que no intentas”

Está frase me ha convencido, a partir de YA voy a intentar ser un unicornio, siempre ha sido mi meta en la vida. Lo sé, es una estupidez, pero igual de estúpido es intentar conseguir cosas imposibles. Si quieres conseguir tus objetivos, piensa en grande pero también conoce tus límites y márcate objetivos realistas, si no, lo dejarás antes que los propósitos de año nuevo.

“Hoy vas a conseguir todo lo que te propongas”

Así que ya sabes, si lo que te has propuesto es crear tu propia empresa o licenciarte en física cuántica, tranquilo que hoy lo vas a conseguir… Es que madre mía, estas frases son más deprimentes que currar en agosto. Vale que yo no tengo la clave del éxito, pero lo que sí que sé es que si quieres conseguir algo tienes que dejarte de tonterías y ponerte a trabajar todos los días. Sí, cuando digo “todos” también están incluidos los sábados de fiesta, los domingos de mantita, los lunes porque es lunes y también todos los días de agosto.

“Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”

NO. Si puedes soñarlo, sueñas, si quieres hacer algo realidad, tienes que salir ahí fuera y darlo todo para intentar conseguirlo. Y digo intentar porque es muy probable que no lo consigas, ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera… Pero un día lo conseguirás, porque el mundo ya está lleno de mediocres que solo se dedican a tirar la toalla al primer contratiempo. Eso sí, a la que ven a alguien que tiene éxito sueltan una frase tipo: “Yo tuve esa idea antes”, pero son de los que se quedan en su casa “soñando que pueden hacerlo” mientras tú te arremangaste para ir a por ello.

Es Una Abogada, Joven, Guapa E Inteligente Que Se Prostituye Porque Le Da La Gana

Existe un eslogan en contra de la prostitución que dice así: “ninguna mujer nace para puta”. A toda persona que piense así (y a quien no, también) le diría: siéntate, pon en pause tus prejuicios y disfruta de la magnífica interpretación de Riley Keogh en The Girlfriend Experience porque su personaje, Christine/Chelsea, parece que sí, que ha nacido para ser puta o mejor dicho, prostituta de lujo.


La prostitución tiene muchas caras, espacios y condiciones, pero si hay algo a lo que se enfrentan todas las personas que se dedican al trabajo sexual es a los juicios ajenos, a que se hable por ellas. Quizá esa sea una de las cosas que más me guste de esta serie, que no necesita de personajes que den lecciones a las mujeres sobre cómo ejercer su sexualidad más allá de la propia protagonista. En este caso, la protagonista es Christine Reade, una joven estudiante de derecho y becaria en un bufete de abogados, que decide cambiar su nivel de vida a través de la prostitución de lujo. Dicho esto, te preguntarás (tal y como hace su hermana al enterarse de su nueva profesión), ¿y por qué entre otras opciones elige la prostitución? Ella lo tiene claro: “porque me gusta”.

The Girlfriend Experience te engulle desde el primer capítulo, algo curioso si consideramos que está basada en la película de Steven Soderbergh (que lleva el mismo título). Sin embargo, la serie es puro magnetismo y esto, sin duda, se lo debemos al sello de los directores Lodge Kerrigan y Amy Seimetz. 

Salvaje, minimalista, contemplativa y creíble

La imagen recuerda al cine independiente. Quizá un poco snob. Uniforme, distante y sometida a los caprichos de la elipsis. Está hecha para incomodarte (y no solo por las escenas de sexo). No esperes una “peli porno con argumento” porque se asemeja más a un drama con mucho morbo y poco corazón. Los detalles del sexo de pago son un aliciente, pero te sorprenderá la inquietante trama a nivel empresarial en la que se ve envuelta Christine. El periplo hará que estés más atento a “qué hay en ese sobre que a qué cliente toca hoy”.

Olvídate del ritmo de GOT

El mundo de la prostitución de lujo tiene sus propios tiempos. Los primeros capítulos sitúan al espectador para después destrozarlo, poco a poco, con la frialdad y profesionalidad de Christine (Chelsea en el mercado del sexo de pago).

Christine/Chelsea: fascinante

Nuestra protagonista no es una chica tonta y no, no está perdida. Sabe perfectamente lo que quiere (dinero) y cómo lo quiere (a través del sexo). Es inteligente, divertida, elegante, independiente y con un gran espíritu de superación. Su seguridad rompe cualquier dedo inquisidor: es una buena abogada, una buena amante y una excelente profesional del sexo. Se organiza, se cuida, conoce su cuerpo y disfruta de sus clientes. Es un grito constante a favor de la autonomía sexual de las mujeres ya sea cuando folla por dinero, por placer o cuando mezcla ambos. Además, es consciente del machismo y la hipocresía (tanto de hombres como de mujeres) cuando se juzga a una mujer por lo que hace o no con su cuerpo: “Me gustaría ser optimista, pero por desgracia parece que las mujeres no pueden ser buenas profesionales y sexualmente activas al mismo tiempo.”



El bueno, el feo y el malo

Así podríamos clasificar a los diferentes personajes masculinos. Los clientes poseen un perfil heterogéneo que trasciende los estereotipos sociales. Buenos. Feos. (Sexys). Y malos. Pero para malos, malos (y aquí va un pequeño spolier) David, el jefe de Christine quien querrá arruinarle la vida pero se dará de bruces con una mujer libre, toda una guerrera.

Apoteósico

Así es el último capítulo de la primera temporada. Prostitución masculina y juego de roles. Aviso: puede que tengas que usar inhalador.

3 Libros Brutales Que Te Van A Enseñar Lo Crudo Que Es El Mundo En El Que Vives


El mundo está mal, muy mal. Puedes dar mil vueltas a esta idea intentando quitarle hierro al asunto, puedes afirmar que pese a que hay injusticias parece que cada vez hay más respeto hacia la democracia, puedes decir que cada vez somos más conscientes de las desigualdades que nos rodean y eso es lo principio del cambio, puedes hacer las piruetas que quieras, pero al fin tendrás que asumir que el mundo está fatal. ¿Sigues sin verlo? Seguramente deberías leer alguno de los siguientes tres libros de crónica que te harán caer de los mundos de yuppie en los que vives.

Hambre de Martín Caparrós
 El hambre es una madre con tres hijos que decide no comer para alimentar a su prole, el hambre es una madre que tiene que decidir a cuál de sus hijos alimenta primero porque sabe que no todos ellos sobrevivirán, el hambre son especuladores en Chicago que juegan con el precio del grano del cereal y matan con un simple click de ratón en un teclado a millones de personas a cambio de unos millones de dólares, el hambre son las toneladas de comida que tiramos a la basura en Europa diariamente.

El escritor argentino Martín Caparrós tras haber viajado por países tan dispares como Bangladesh, Estados Unidos, Madagascar, Argentina o Sudán del Sur, nos narra cómo se vive el hambre en esos lugares, analizando los mecanismo por culpa de los cuales, en países que producen suficiente comida para alimentar a toda su población como por ejemplo la India, hay millones de personas que pasan hambre. Dicho así parece la clásica tonada salida de una ONG, sin embargo lo que consigue este libro es superar los clichés dando cuenta de que el hambre no es una abstracción, el hambre tiene víctimas y tiene responsables.

El fin del “homo sovieticus” de Svetlana Alesksiévich
La periodista ucraniana es el último flamante premio nobel de literatura y con libros como este a nadie puede extrañarle el reconocimiento. El fin del “homo sovieticus” es una radiografía a partir de entrevistas de lo que fue la Unión Soviética y de lo que fue la entrada de Rusia en el capitalismo. Cuando hablamos de este tema es frecuente encontrarse con dos interpretaciones enfrentadas: quienes defienden a capa y espada la URSS y quienes creen que fue el experimento revolucionario más abominable de la historia de la humanidad. En este libro todos ellos se sentirán incómodos porque Alesksiévich recoge testimonios tanto a favor como en contra.

Al final, lo sobrecogedor para el lector es la radiografía que hace la escritora del alma humana. Este es un libro que consigue tumbar a los más optimistas demostrando que no existe ningún sistema político bueno. En Rusia, tanto durante la época soviética como con la implantación del capitalismo, se cometieron atrocidades (violaciones, asesinatos, mutilaciones, encarcelaciones, trabajos forzosos, etc.) que narran sus propias víctimas y verdugos de primera mano y que consiguen poner los pelos de punta. En resumen un libro que hace perder la fe en la humanidad y en la política.

CeroCeroCero de Roberto Saviano
Mientras lees esto alguien se está metiendo una raya muy cerca de donde estás, mientras lees esto es probable que otro alguien sea asesinado por una riña relacionada con la coca, mientras lees esto un político o un policía está pactando con los narcos en algún lugar del planeta. Esa es la idea de CeroCeroCero: la cocaína domina el mundo y tú no te has enterado o no has querido enterarte.

Según afirma el escritor italiano, famoso por su primer libro Gomorra, el de la coca es el negocio más rentable del mundo, pues si en la mejor etapa bursátil de Apple hubieses invertido 1.000 dólares en la compañía de Steve Jobs, al cabo de un año tendría 1.670 dólares. En cambio si hubieses invertido la misma cantidad en el mundo de la cocaína, al cabo de un año tu dinero hubiese sido 182.000 dólares.

No es extraño, pues, que millones de personas en todo el mundo (tanto pobres como ricos) quieran entrar en un negocio pese a producir miles de muertes al año, tanto por sobredosis como por asesinatos entre cárteles de la coca rivales. En países como México (actual centro de la cocaína mundial que ha desplazado a Colombia) la violencia se está convirtiendo en algo que supera los límites de la razón.

Quererte No Es Fácil, Pero Vale La Pena Complicarse La Vida A Tu Lado

Leí hace poco en un artículo que “dicen las estrellas que los fugaces somos nosotros”. Al más mínimo atisbo de problemas, huimos sin mirar atrás, vamos a lo siguiente y pasamos a pensar que todo es de usar y tirar. El día en que dejamos de hacerlo, empezamos a abrir las puertas a una relación duradera. Decidimos estar con la otra persona, no porque sea perfecta, sino porque aceptamos todas sus imperfecciones y las propias.

Algunas veces pensamos que lo que no fluye es que no tiene que ser, como si las discusiones o ciertos problemas fueran como síntomas de que la relación no está destinada a funcionar. En realidad el amor de verdad no se encuentra, sino que se trabaja, a base de aprender el uno del otro, escucharse e ir creciendo.

¿A cualquier precio?

No se trata de tolerarlo todo. Por ejemplo, una casa vieja se puede restaurar y decorar de manera que quede genial, pero si tiene humedades o problemas de tuberías, entonces todo se complica a otro nivel. Lo mismo ocurre con las relaciones: si hay cuestiones de base que no funcionan, no tiene sentido pensar que cambiará, o que se podrá avanzar a pesar de esos problemas.

La convivencia es difícil de por sí, y por eso es aún más importante que lo esencial no falle: la honestidad, el respeto y, por supuesto, el amor y las ganas de quererse más. Cada uno sabe qué pilares son incuestionables, aquellos temas en los que no está dispuesto a ceder, porque son valores vitales troncales. Hay que elegir las batallas que queremos luchar, y saber ser flexibles en el resto.

Hay complicaciones con encanto

Tiene cierta gracia que haya complejidad en la vida en pareja, es decir, que no sea todo previsible. Es más complicado pensar nuevos platos cada día, pues sería más cómodo tener un menú fijo todas las semanas, pero ser creativos y complicarse es la manera de probar más sabores y experiencias.

Suelen decir que lo complicado no son las relaciones, sino las personas. Pero no todas las complejidades son iguales. Por eso a alguien complicado tóxico le llamamos “persona difícil” y a otras personas complicadas les llamamos “especiales” o incluso “geniales”. Ciertas excentricidades pueden hacer incluso a una persona mucho más atractiva, y la vida a su lado mucho más emocionante.

Lo complicado tóxico

Si las complicaciones de la otra persona o las que tiene uno mismo en la relación son del tipo “nada es suficiente”, el problema no lo tiene la convivencia ni la relación, sino las personas y la actitud. Es complicado convivir con alguien que constantemente se toma de manera susceptible cualquier comentario, o que se queja constantemente de su trabajo, del tiempo o de cualquier cosa.

domingo, 21 de agosto de 2016

tu media naranja también podria ser media cebolla.


Por Qué Volver a Confiar Cuando Te Han Traicionado

Es difícil olvidar la primera vez. Aquella primera vez en que alguien a quien considerábamos un gran amigo nos da la espalda, o la primera vez en que una persona nos traiciona en una relación. Lo primero que piensas es que nunca volverás a confiar, que has sido demasiado inocente y que nadie te volverá a hacer ese daño, porque no lo vas a permitir. Algo se rompe dentro de nosotros cuando el fino y delicado manto de la confianza y la inocencia que nos envolvía se quiebra.

De alguna manera, en ese momento, sentimos que se ha resquebrajado para siempre, pero cuando nuestras emociones se templan y la distancia de las horas y los días va haciendo más tenue el eco de la herida, muchos volvemos a confiar. Los que se rompen para siempre se convierten en personajes de series como Barney Stinson o el doctor House, y su cinismo les impide comprender por qué algunos vuelven a embarcarse en un viaje tan incierto y peligroso como el amor o la amistad incondicionales.

Siempre estamos a tiempo de volver a empezar. Los emprendedores saben mejor que nadie que el dolor y el fracaso son intrínsecos del éxito, porque son los que nos permiten aprender. En cada relación fracasada, aprendes cómo relacionarte mejor; y en cada persona que te traiciona, aprendes a encontrar personas que no lo harían. Con todo, siempre queda la duda, porque la certeza de que alguien estará ahí siempre, y no te fallará, nunca la  tenemos al cien por cien. Por eso, muchas personas que son traicionadas por alguien lo acaban pagando con todos los demás, y acaban desconfiando incluso de todos los que nunca les han hecho daño ni en principio querrían hacérselo.

El corazón se cierra, se protege, porque a nadie le gusta sufrir, y especialmente es doloroso cuanto más sensible sea la persona a quien hacen daño. Por eso es frecuente encontrar en la vida corazones blandos recubiertos de una fachada dura. El error muchas veces es pensar que podremos curar la herida de otro, esos tipos duros o hasta psicóticos en los que vemos un potencial humano y sensible… No puedes ayudarles, ni nadie podrá hacerlo, porque uno no se cura si no quiere, pues precisamente el paso principal para volver a confiar es querer hacerlo, elegirlo realmente, incluso aceptando el dolor que puede venir consigo. Como dice Sabina: “que no te vendan amor sin espinas”.

Confiar no es una elección que nace de cerrar los ojos y no querer mirar, como el avestruz que esconde la cabeza. La confianza del adulto es aún más auténtica si cabe que la del niño, porque se basa en la posibilidad de error, y por eso implica valentía y una apuesta arriesgada. Siempre me ha parecido una gran frase aquella que dice “me engañas una vez, que vergüenza para ti; me engañas dos veces, qué vergüenza para mí”. Y es que una cosa es ser confiado, y otra distinta es ser ingenuo, y no aprender de los errores ni distinguir de lejos a los traidores.

Eso sí, sería una pena que aquellos que traicionan y hacen daño se llevasen además la victoria de haber destruido algo más: una cosa es que te hieran y otra que te hundan. Puede que te hagan daño, que te engañen o incluso que te quiten felicidad, pero hay algo que nadie podrá quitarte nunca si no le dejas: la persona que tú eres. Como dijo el poeta Pablo Neruda: “podrán cortar las flores, pero no podrán detener la primavera“.


Cómo Crecer Con Un Padre Que Se Largó Ha Afectado Al Resto De Mi Vida




He crecido sin mi padre y a lo largo de mi vida siempre ha estado latente la ausencia de su figura. He sentido un vacío al estilo Jumanji que, aunque estaba enterrado, latía constantemente pidiendo el cariño y el afecto que nunca conocí. Implorando respuestas a las numerosas dudas que me ha generado su abandono y que nunca he terminado de entender. Hay algo terapéutico en contarle al mundo mi historia, mis miedos y mis sensaciones. Sacar a la luz todos los sentimientos encontrados es sanador como doloroso, pero tan necesario como el agua para la supervivencia. Es un ejercicio de autoconocimiento porque al contarlo abro las heridas y descubro que no están tan sanas como yo pensaba.

Lo que pudo ser y no fue

La separación de mis padres más que un distanciamiento fue un adiós sin despedida. Mi teoría es que mi padre no supo hacerle frente a la situación y que fue un cobarde sin corazón al que solo le importaba él mismo. (Porque de lo contrario le haces frente a la tormenta y no tiras la toalla).

Me robó una parte de mi que nunca podré conocer. No tuve la oportunidad de abrir un almacén de recuerdos y anécdotas que nos unieran de manera inquebrantable, ni pude preguntarle qué haría él si estuviera en mi lugar en las millones de situaciones en las que me he visto perdida.

Mi relación con los hombres

No está científicamente probado ni he sido parte de un experimento en el que la investigación se centrase en niños que no han tenido presente la figura paterna, pero desde mi experiencia vital puedo afirmar que al no tener a mi padre la relación con los chicos no ha sido tan fluida como lo pueda haber sido para otra chica que haya crecido en un núcleo familiar biparental. (Y me reitero, este es mi caso y así lo he vivido yo, no tiene que ser extrapolable a todos mis semejantes).


Al parecer no estoy capacitada para dar lo que recibo porque nunca he recibido. Por eso doy, doy y doy lo mejor de mi misma con la frustración de comprobar que después no recojo los resultados para los que tanto he trabajado. Mis amigas me dicen que me regalo a quién no me merece, yo prefiero pensar que no eran los hombres que necesitaba como antídoto a mi carencia. Los síntomas que más se han repetido en mis parejas son agobios por tener detalles que ellos veían demasiado alejados del vínculo que nos unía. Y después me han dejado, repitiendo otra vez más,  el silencio con el que se ausentó mi padre.

Llorar y reír, en la actitud está la clave

Por qué elegir si en ambas situaciones encuentro bienestar. Las lágrimas son necesarias para sacar de dentro la pena, y la risa (esa bendita sensación que me acompaña tan a menudo) hace que en ocasiones consiga frivolizar la situación y reírme de mi misma (y de la de sentirme desgraciada y pequeña por tener un padre vivo que no quiere saber nada de mí).


Por eso, para sobrevivir al terremoto emocional que supuso para mi concebir que no le importaba, me aferré bien fuerte a mi madre, que sí estaba y mucho. Hay que asumir que todos tenemos claros y oscuros en nuestras vidas y aprender a convivir con ellos, aunque no es tarea fácil, te sirve para equilibrar y poner cada cosa en su sitio.

Mi padre, ese desconocido

Esa persona a la que idealicé atribuyéndole valores y méritos que luego comprobé que se alejaban bastante de la realidad. Los padres de verdad no son tan fantásticos como pudo llegar a ser el mío en mi imaginación. Todos los mitos acaban cayéndose de lo alto para tocar tierra y tomar un poco de consciencia. Y yo también, a pesar de no haberle tenido lo presente que me hubiera gustado, lo destroné y fue muy sanador.


Tienen su carácter, y un día te gritan sin razón y otro no te llevan a la feria porque han tenido un mal día en el trabajo. Pero cuando no tienes un padre como referencia, tomas los de tus amigos idealizando lo que sería sentarse en la mesa a cenar juntos o que simplemente tuviera una foto de algún viaje en el que fuimos felices.

Luego lo vuelvo a pensar, se me pasa la tontería, me acuerdo de de esa gran heroína y mejor amiga que es mi madre, y agradezco entonces enormemente haber tenido una vida feliz a su lado.

Aunque él no estuviera en ella, y aunque no haya querido contribuir en nada.

La Prueba De Que Hablar Solo No Es De Locos

Es posible que alguna vez te hayan pillado hablando solo e interrumpiendo esa charla tan interesante que estabas teniendo contigo mismo. Y que te hayan preguntado que quién hablabas y tú le respondieses “con nadie, te lo ha parecido”. Porque tenemos interiorizado que hablar solos es uno de los primeros síntomas de la locura y oye, a ninguno nos gusta que insinúen eso. Pero vamos a romper este falso mito y lo haremos con rotundidad.

Tener reflexiones contigo mismo no solo no es de locos, sino que es incluso beneficioso. Un estudio realizado por los profesores y psicólogos de la Universidad de Pensilvánia Gary Lupyan y Daniel Swingley, demostró que las personas que hablan consigo mismas mientras buscan algo lo encuentran antes. Esto se debe a que nombrar lo que buscas en voz alta hace que tu cerebro trabaje con más eficiencia y refuerza la memoria.

La clave está en la relación que ejerce tu cerebro con tus ojos cuando pronuncias lo que buscas. Por ejemplo, si estás intentando encontrar los plátanos en un supermercado y lo repites en voz alta (aunque la gente te mire), tu mente se centrará en buscar cosas de color amarillo y de formas curvadas. Claro que esto solo funciona si sabes cómo es lo que estás buscando. Por otro lado, la mejor manera de ordenar tus pensamientos es verbalizándolos. Tu cerebro procesa constantemente una gran cantidad de ideas, la mayoría inconexas y muy deprisa. Si piensas en alto obligas a tu cerebro a echar el freno y procesar más despacio, lo que te facilita la organización de tus pensamientos y, por tanto, te ayuda a tomar decisiones más eficientes.

Asimismo, otra ventaja de expresar lo que piensas en voz alta es que puede ayudarte a ver que estás equivocado e, incluso, a encontrar un planteamiento mejor. ¿Cuántas veces has dicho algo y justo después te has dado cuenta de que habías metido la pata? Mejor practica tu velocidad mental cuando estés a solas, ¿no?.

Y seguro que alguna vez te habrás fijado en esos deportistas que se gritan a sí mismos durante las competiciones. Tanto que puede parecer que se les ha ido la olla. Nada más lejos de la realidad. De hecho, a efectos psicológicos es casi igual de motivador escuchar halagos provenientes de tu propia boca que si te los dice otro. Oír algo positivo refuerza convicción cuando persigues un objetivo. 

Ten cuidado con lo que te dices

Hay que andarse con tiento a la hora de tener una conversación con uno mismo sin que se convierta en un mal hábito. Decirte las cosas a ti mismo, según de qué forma, puede reforzar ideas equivocadas.

Está bien que prefieras ensayar posibles conversaciones con otras personas para estar prevenido y es, sin duda, la mejor manera de dominar tus nervios. Pero ojo con esto, porque más de una discusión fuerte habrá provocado. Poner en boca de otro palabras que salen de tu mente puede prepararte para algo irreal. Cuando tengas la conversación de verdad y tu interlocutor se desvíe del guión que tú habías ensayado, no solo te perderás en el dialogo, sino que podrías llegar a enfadarte y no a no controlar tus respuestas. Mantén la calma y, recuerda, piensa despacio.

Otra cosa es que tiendas a decirte cosas negativas en vez de autoafirmarte. A veces somos nuestros propios detractores y, del mismo modo que escuchar un halago te refuerza, escuchar una crítica negativa te hunde poco a poco. Flaco favor te haces cuando vocalizas pensamientos malos hacia tu propia persona. Si haces algo mal no te digas “eres idiota”, mejor di “la próxima vez lo haré mejor”.

Por tanto, a partir de ahora cuando alguien te pillen hablando solo no sientas vergüenza, porque te estás haciendo un favor. Y si no lo hacías, prueba a ver. Tal vez hayas encontrado a tu mejor aliado.

stos Son Los Signos De Que Te Estás Enganchando A Alguien Que No Te Conviene

Qué maravilloso es el principio de una relación. Sin complicaciones ni malos rollos, todo sexo, pasión y lo excitante de estar con alguien nuevo. Al principio las dos partes siguen una trayectoria más o menos parecida, pero puede llegar un punto en el que uno de los dos vaya por delante del otro. Sabes de qué hablo, ¿no? Tú quieres una relación y la otra persona no. Intentas que no se note demasiado porque eres consciente de que la otra parte no se encuentra aún en ese punto (eso se sabe) y sin embargo tú decides aguantar. Pero tras un cierto tiempo, si la cosa no prospera como tu quisieras es que esa persona no es para ti. Aquí están algunas pistas para detectar que esa relación acabará contigo.

1. Comunicación unidireccional

Cuando tú tienes más ganas de estar en contacto, pero no recibes la misma intensidad, es un primer síntoma de que la cosa está empezando a descompensarse. Sales del curro y te apetece contarle qué tal tú día, piensas que podríais pasar el domingo juntos y montas un plan en tu cabeza, ves un restaurante nuevo y te apetece ir a cenar allí con él o ella… Y, sin embargo, por su parte… nada. Esperas, esperas a que lleguen esos mensajes pero son mucho más escasos de lo que tú quisieras. 


2. No te introduce en su grupo de amigos

Ni quedáis con sus amigos, ni a la otra persona le apetece ir con los tuyos. De presentarte a alguien de la familia ni hablemos,  y mucho menos de publicar algo que os relacione en las redes sociales. En definitiva: no tiene ningún interés en introducirte en tu vida más de lo que ya estás. Este es tu particular techo de cristal del que nunca pasarás, por mucho que lo intentes. 

3. Guardas tiempo libre por si acaso

Se acerca el fin de semana, tú no tienes ni idea de si le va a apetecer quedar porque, en definitiva, es la otra persona la que marca cuándo quedáis. Si fuera por ti, sería cada día. Así que adquieres la gran habilidad de hacer planes a medias para poder deshacerlos a última hora en caso de que decida si quiere verte. “¡Anda! Yo también estoy libre”.

4. Que te pida un favor te hace sentir especial

Empiezas a dar importancia a auténticas chorradas. Cuando después de un tiempo os empezáis a llamar de una manera particular el uno al otro o a adquirir alguna rutina mínima, tu empiezas a ver signos de que por fin ha decidido que vaya a más. Pero no. Que te consulte qué camiseta le queda mejor, no quiere decir que esté dispuesta a comprometerse. Simplemente pasabas por ahí y está claro que eres alguien que le hace más caso que el resto.

5. Abandonas a tus amigos en cualquier momento por ir a su lado

Si tú estás de marcha con tus colegas y le entran ganas de tenerte en su cama a las tres de la madrugada, no dudará en llamarte. Y a ti te faltarán piernas para correr a su lado y dejar tirados a tus amigos, por mucho que estuviera siendo la noche de vuestras vidas. Cuidado, aquí ya estás en un punto muy chungo.

6. Empiezas a cuestionarte si le mereces

Toda esta relación dañina empieza a hacer mella en tu autoestima. Si no se decide a incluirte en su vida tal y como tú esperas, empiezan las dudas sobre qué es lo que te falta para que te considere una pareja. Comienzas a sentir que no eres suficiente. Llegas a intentar mimetizarte con sus gustos para demostrarle que sí, que lo vuestro puede funcionar aunque él no se da cuenta.

7. Pero no es capaz de dejarte marchar

Pese a que ha demostrado que no está dispuesta a que pases del nivel de “amigo especial”, a que decida pasar de ti y reclamarte cuando le interesa, a no contar contigo como parte imprescindible en su vida, tampoco es capaz de dejarte marchar. Incluso sabiendo que para ti es doloroso, prefiere que estés ahí. Porque, no nos engañemos, es muy cómodo saber que alguien está pendiente de ti, que va a quererte cuando nadie más lo haga, así que tienes que ser tú el que se dé cuenta de que mereces algo más.

Un Psicólogo Nos Cuenta Por Qué Deberíamos Ir Al Psicólogo Al Menos Una Vez En La Vida

Desde que nacemos y durante toda nuestra vida, pero especialmente en la infancia, cualquier vivencia sirve para construir nuestra personalidad y la manera en que interpretamos la realidad. Los acontecimientos traumáticos, leves o graves, como unos hermanos puñeteros, una madre irascible o un padre maltratador, nos dejarán una herida y condicionarán el resto de nuestras vidas si no hacemos algo para evitarlo.


Es como si todos nosotros lleváramos una mochila que se va llenando de creencias negativas o limitantes que vamos adquiriendo con el paso de los años. Si, desafortunadamente, tuvimos un profesor que nos repetía lo inútiles que éramos y que no llegaríamos a nada en la vida, es muy probable que ese mensaje haya quedado grabado en nuestro subconsciente. Sin saberlo, a cada proyecto que emprendamos, este mensaje subconsciente volverá a saltar y nos impedirá conseguir nuestras metas por pequeñas que sean. Esos mantras harán que ni si quiera te atrevas a intentarlo, o que dejes de insistir después del primer tropiezo.

Así, piedra a piedra, la mochila se va llenando, y cuanto más peso lleves sobre los hombros, más te costará hacer cualquier cosa que te propongas. Emprender, ser creativo o incluso disfrutar de tus relaciones te resultará difícil, ya que cada paso que des hará que te sientas agotado y puede que llegues a sentir apatía por todo o desarrolles depresión paulatinamente.

Un psicólogo puede ayudarte a tomar conciencia de que existe esa carga y a que vayas deshaciéndote de ella para que desates todo tu potencial. Lo único que te impedirá cumplir tu sueño son tus miedos y las trabas que te pongas a ti mismo.


Un profesional también te enseñará a gestionar tus emociones de manera sana. Que si te molesta algo de alguien, se lo digas en el momento y de la manera más eficaz para solucionar el problema, en vez de que te lo vayas guardando hasta que un día explotes de una manera totalmente desproporcionada y en el lugar menos pensado. Cuántas parejas no se enfrascan en discusiones absurdas llenas de reproches sobre cosas que no dijeron en su momento y que, poco a poco, van minando la relación.

Identificar tus inseguridades y encontrar las herramientas para que, a pesar de ellos, puedas seguir adelante es algo que a menudo no podemos hacer sin ayuda. Porque el miedo, el odio, la rabia y todas las demás emociones son igual de necesarias que la alegría o la serenidad. Pero lo más importante es aprender a dosificarlas y no aferrarnos a ellas para conseguir una vida mucho más estable y más ligera mentalmente.


Tienes que saber que, sin embargo, ningún psicólogo podrá evitar que sucedan cosas que te hagan sufrir, pero tu manera de verlas y afrontarlas decidirá si te hunden o las utilizas para que te hagan más fuerte. Hay muchísimos tipos de psicólogos, de coaches y terapeutas que te pueden ayudar cuando la vida con esa mochila, de pronto, se hace demasiado cuesta arriba. Incluso tú mismo puedes y (por tu bien) debes trabajar tus emociones e intentar identificar esos pedruscos que te hacen cada paso más duro.

Lo esencial es que tomes conciencia de que tú tienes la llave que puede convertir tu paso por este mundo en la miseria más absoluta o en el viaje más maravilloso.