Qué maravilloso es el principio de una relación. Sin complicaciones ni malos rollos, todo sexo, pasión y lo excitante de estar con alguien nuevo. Al principio las dos partes siguen una trayectoria más o menos parecida, pero puede llegar un punto en el que uno de los dos vaya por delante del otro. Sabes de qué hablo, ¿no? Tú quieres una relación y la otra persona no. Intentas que no se note demasiado porque eres consciente de que la otra parte no se encuentra aún en ese punto (eso se sabe) y sin embargo tú decides aguantar. Pero tras un cierto tiempo, si la cosa no prospera como tu quisieras es que esa persona no es para ti. Aquí están algunas pistas para detectar que esa relación acabará contigo.
1. Comunicación unidireccional
Cuando tú tienes más ganas de estar en contacto, pero no recibes la misma intensidad, es un primer síntoma de que la cosa está empezando a descompensarse. Sales del curro y te apetece contarle qué tal tú día, piensas que podríais pasar el domingo juntos y montas un plan en tu cabeza, ves un restaurante nuevo y te apetece ir a cenar allí con él o ella… Y, sin embargo, por su parte… nada. Esperas, esperas a que lleguen esos mensajes pero son mucho más escasos de lo que tú quisieras.
2. No te introduce en su grupo de amigos
Ni quedáis con sus amigos, ni a la otra persona le apetece ir con los tuyos. De presentarte a alguien de la familia ni hablemos, y mucho menos de publicar algo que os relacione en las redes sociales. En definitiva: no tiene ningún interés en introducirte en tu vida más de lo que ya estás. Este es tu particular techo de cristal del que nunca pasarás, por mucho que lo intentes.
3. Guardas tiempo libre por si acaso
Se acerca el fin de semana, tú no tienes ni idea de si le va a apetecer quedar porque, en definitiva, es la otra persona la que marca cuándo quedáis. Si fuera por ti, sería cada día. Así que adquieres la gran habilidad de hacer planes a medias para poder deshacerlos a última hora en caso de que decida si quiere verte. “¡Anda! Yo también estoy libre”.
4. Que te pida un favor te hace sentir especial
Empiezas a dar importancia a auténticas chorradas. Cuando después de un tiempo os empezáis a llamar de una manera particular el uno al otro o a adquirir alguna rutina mínima, tu empiezas a ver signos de que por fin ha decidido que vaya a más. Pero no. Que te consulte qué camiseta le queda mejor, no quiere decir que esté dispuesta a comprometerse. Simplemente pasabas por ahí y está claro que eres alguien que le hace más caso que el resto.
5. Abandonas a tus amigos en cualquier momento por ir a su lado
Si tú estás de marcha con tus colegas y le entran ganas de tenerte en su cama a las tres de la madrugada, no dudará en llamarte. Y a ti te faltarán piernas para correr a su lado y dejar tirados a tus amigos, por mucho que estuviera siendo la noche de vuestras vidas. Cuidado, aquí ya estás en un punto muy chungo.
6. Empiezas a cuestionarte si le mereces
Toda esta relación dañina empieza a hacer mella en tu autoestima. Si no se decide a incluirte en su vida tal y como tú esperas, empiezan las dudas sobre qué es lo que te falta para que te considere una pareja. Comienzas a sentir que no eres suficiente. Llegas a intentar mimetizarte con sus gustos para demostrarle que sí, que lo vuestro puede funcionar aunque él no se da cuenta.
7. Pero no es capaz de dejarte marchar
Pese a que ha demostrado que no está dispuesta a que pases del nivel de “amigo especial”, a que decida pasar de ti y reclamarte cuando le interesa, a no contar contigo como parte imprescindible en su vida, tampoco es capaz de dejarte marchar. Incluso sabiendo que para ti es doloroso, prefiere que estés ahí. Porque, no nos engañemos, es muy cómodo saber que alguien está pendiente de ti, que va a quererte cuando nadie más lo haga, así que tienes que ser tú el que se dé cuenta de que mereces algo más.
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