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sábado, 27 de septiembre de 2014

HAY PALABRAS QUE DAÑAN EL ALMA

"Existen muchas formas de violencia. La física es la más común, la más visible, la
más intolerable. Sin embargo, hay otras maneras de lastimar a la gente que nos
rodea. Maneras mucho más utilizadas, más sutiles, más difíciles de percibir y, sin
embargo, maneras que pueden resultar mucho más dolorosas que una paliza
física. Estamos hablando de la desaprobación, de la manipulación, de la ira, del
control del otro de un modo perverso, de los celos extremos y de las palabras
hirientes.
Hay palabras que dañan más el alma que millones de golpes dados con la fuerza
de un puño. Hay miradas negativas y desprecios que paralizan y asustan mucho más que los encarcelamientos físicos.
No te confundas: ¡Todo esto también es violencia!
Hay moretones, cicatrices y lágrimas que no se vierten en el cuerpo, pero quedan
profundamente marcadas en el corazón.
No dejes que justifiquen tanto dolor tras un aparente amor. Si te rompen el
corazón en mil pedazos, una y otra vez, tras palabras cargadas de agresión, de
insultos, de ira… ello no es amor. Ello es violencia. Violencia verbal. El amor no
daña, el amor da libertad. El amor es libertad. El amor se funda en confianza, se
basa en respeto. El amor se construye en alentar al otro para que pueda crecer,
para que desarrolle su potencial, para que construya la mejor imagen de sí
mismo.
Vivimos rodeados de vínculos tóxicos y dañinos y, la mayoría de las veces,
siquiera somos conscientes del enorme dolor que éstos nos generan. Perdemos
autonomía, perdemos alegría, perdemos la capacidad de escoger libremente y de
sonreír a la vida. Nos volvemos sombras, nos volvemos silencios, y empezamos
a andar con la cabeza gacha, sintiendo que no somos meritorios de la felicidad.
Deshacerse de un vínculo tóxico no es fácil, ya que generalmente nos volvemos
adictos a los mismos. Al igual que ocurre con el cigarrillo, al dejarlo, sentiremos
ansiedad, nuestro cuerpo empezará a toser, y creeremos que estamos peor que
antes. Sin embargo, todos sabemos que esto no es así, que es parte de un
proceso de purificación y desintoxicación.
De la misma manera, cuando dejemos de introducir en nosotros hábitos,
personas o espacios que nos contaminan internamente, nuestro cuerpo se hará
más fuerte para comenzar un proceso de limpieza espiritual.
Empieza el proceso de limpieza de tu vida. Quita de adentro (y de afuera)
aquellas personas y cosas que no dejan fluir libremente tu aire.
Al principio puede que sea molesto…Pero luego, agradecerás poder respirar
mejor…"

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