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sábado, 27 de septiembre de 2014

CADA PALO QUE AGUANTE SU VELA

Esta pequeña historia con moraleja creo que expresa muy bien como se puede sentir
a veces una persona, madre o no, cuando se echa toda la responsabilidad de la
familia, el trabajo, o los amigos, sobre los hombros y la importancia de desprenderse
de ese exceso de responsabilidad para ser feliz.
Mi mujer había estado adelgazando peligrosamente y la encontraba cada vez mas
deprimida y con ganas de nada. Estaba irritable, gruñona y amargada y las
discusiones eran constantes en casa.
Un día, de pronto, ella pareció cambiar. La situación era la misma, sin embargo, de
pronto ella empezó a comportarse de una manera extraña:
Un día mi hijo mayor le comentó... He estado buscando trabajo pero no he encontrado
nada, voy a echarme unas cervezas con los amigos, volveré tarde.
Ok le contestó mi mujer, no te preocupes, pásalo bien, diviértete y ya encontrarás
trabajo...
Al dia siguiente llego el pequeño y le dijo: He suspendido cinco asignaturas. Bueno, ya recuperarás, y si no pues repites, ya sabes que te quedas sin paga y sin vacaciones,
le dijo sin alterarse
Nuestra hija llego mas tarde con la noticia que le había dado un golpe al coche: llévalo
al taller, - le dijo mi mujer, con mucha tranquilidad -, busca como pagar y mientras
tanto muévete en autobus.
Esa misma semana llegó la novia del mayor, diciendo que había tenido bronca en
casa y que si podía pasar un tiempo con nosotros... Acomódate en el sofa y coge unas
mantas del armario. le dijo mi madre, mañana echarás una mano en la casa.
Sorprendido de ver estas "no reacciones" de mi mujer, pregunté al resto de la familia,
que se mostraron tan sorprendidos como yo... pensamos incluso que el médico le
habría recetado algún tranquilizante o ansiolítico y estaría tomado demasiados, así
que decidimos que era el momento de hablar con ella
Cuando estuvimos reunidos y le preguntamos a que se debía esa actitud nos
comentó:
"Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que cada quien es responsable de su vida.
Me tomó años descubrir que mi angustia, mi mortificación, mi depresión, mi enojo, mi
insomnio y mi estrés, no sólo NO resolvían los problemas de los demás sino que
agravaban los míos.
Yo no puedo ser responsable de las acciones u omisiones de los demás, solo está en
mi mano controlar mis reacciones y mi manera de comportarme. Así que llegué a la
conclusión de que mi deber para conmigo misma es mantener la calma y dejar que
cada quien resuelva lo que le corresponde.
Sois vosotros, mi familia, los que tenéis los recursos necesarios para resolver vuestras
vidas. Yo os podré dar consejo, dar apoyo, podré incluso hacerles la colada o la
comida en la medida de mis posibilidades, pero sois vosotros los que tenéis dentro de
cada uno, los recursos necesarios para afrontar los problemas y resolverlos.
Así que, de hoy en adelante, yo dejo de ser el costal de sus culpas, la lavandera de
sus remordimientos, la abogada de sus faltas, la depositaria sus deberes o la mosca
cojonera que les avise de la importancia de cumplir sus responsabilidades.
"Los declaro a todos "Adultos, Independientes y Autosuficientes."
Todos se quedaron mudos.
Pero a partir de ese momento la familia comenzó a funcionar mejor...
Porque cuando una madre está bien, la cosa marcha mejor y todos en la casa
sabemos ahora que lo que hay que hacer para conseguirlo es que cada palo aguante
su vela y cada uno afronte su propia responsabilidad.

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