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jueves, 9 de abril de 2015

La Clave De La Madurez Individual: ¿Perdonar, Olvidar O Superar?

Es sorprendente cómo nos podemos ver confundidos por no saber qué hacer cuando alguien “nos hace algo”. Si bien es cierto que no debemos culpar a otros de nuestras decepciones, tontamente cometemos ese error y caemos en el hueco de una desolación absurda; todo eso por desconocer lo que realmente significan estas tres palabritas: perdonar, olvidar y superar.

Aunque la inmadurez suele atribuírsele a la adolescencia, no hay que entrar en shock cuando conoces alguien en la adultez que expresamente es un mente pollo, o lo que es lo mismo, un inmaduro. No tiene mucho que ver con la edad, porque si en la adolescencia aprendiste a darle importancia a cosas vacías y a valorar lo efímero, seguramente en tu etapa adulta serás una versión más ridícula de eso. Es cuestión de formación, de personalidad; la madurez es eso, cómo afrontamos la vida en las buenas y en las malas.

Pero en este ejemplo hablaremos de algo muy común: cuando consideramos que otra persona “nos hizo daño” y nos atragantamos en esa realidad por no saber qué hacer. ¿Perdonar, olvidar o superar? Veámoslo por separado.

Perdonar
En la vida nos toparemos con situaciones, hechos y momentos en los que perdonar no nos cabe en la cabeza. Si una persona nos dio su palabra, se comprometió con nosotros en un proyecto en común como una relación de pareja y no juega sucio, perdonar sería hacernos cómplices de su traición.

¿Que perdonar es de sabios y errar es de humanos? Nadie se hace más sabio o más maduro perdonando una traición, y lo que nos hace humanos no es que podemos errar y salir ilesos, sino que podemos pensar, actuar y hacernos responsables de ello.

Olvidar
“Necesito tiempo para olvidar lo que me hizo, lo que pasó”. Si hay algo que debemos tener claro a lo largo de nuestra vida es que, cuando algo nos importa, olvidarlo es prácticamente imposible. Olvidar no es una prueba de fuego de nuestra “gran madurez”, porque cuando decidimos olvidar estamos marchando hacia ese expresión que afirma que los seres humanos somos los únicos animales que nos tropezamos con la misma piedra dos veces.

Hay cosas en la vida que no se pueden y otras que no se deben olvidar. La clave de la madurez en este punto no está en tu capacidad para resetearte el disco duro, sino para aprender de lo malo y seguir caminando hacia lo bueno.

Superar
Hay cosas que no se pueden perdonar y hay otras que no se deben olvidar. ¿Qué podemos hacer entones? Superar. No se trata de hacernos los locos, sino del compromiso individual por no permitir que decepciones, errores y fracasos se conviertan en un brutal freno de mano para nuestro crecimiento personal.

La clave de la madurez no está en saber perdonar ni olvidar: está en ser unos expertos en superar. Superar lo que quedó demostrado que no sirve, que no vale; en pasarle por encima a aquello que solo fue un producto desechable en nuestra vida y que no volveremos a comprar. Todo en esta vida se resume a un solo bienestar: el individual, y cuando una tormenta perfecta aseche nuestra paz debemos demostrarnos que somos maduros, que sabemos superar.

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