“Es complicado, no sabría cómo definir lo que tenemos” es el nuevo “tengo miedo”. Esto es así lo mires como lo mires; ahora se ha establecido una moda bastante horrenda que consiste en no poner etiquetas a las cosas, pero darle vueltas todo el tiempo a eso que no sabéis qué es.
¿Tiene sentido? No, es puro vicio. Intentar no clasificar no está mal, el rollo viene cuando llevas dos meses diciendo que no tienes novio, porque nunca habéis hablado del tema y “no os importa”, pero te pasas cada segundo de tu vida pensando: “¿Me querrá? ¿Tendremos hijos?”.
Si no te importa no te importa, pero, ¿a quién no le importa? Es muy guay ir de freelance, y muchos lo consiguen, pero lo cierto es que intentar disimular que tienes una relación diciendo simplemente que no la tienes no significa que no la estés viviendo. Si te hace sentir mejor decir que no sois novios, que pasáis de clasificaciones y que eres libre de hacer lo que quieras, te felicito. Pero tú y yo sabemos que es mentira.
Últimamente, solo recibo notas de voz de amigas y amigos que deciden iniciarse en las relaciones sin nombre. Al principio te lo cuentan como si fuesen almas libres de espíritu indie, luego (a la semana más o menos) empiezan los problemas. El “Tía, ¿se estará liando con otra?” es el punto clave en el que explotan todas esas mierdas de la naturaleza humana.
Qué fácil es decir que fluyendo se entiende la gente. Sí, nos entenderemos, pero te rayarás. Básicamente porque el humano no está preparado para asimilar la libre denominación de origen sin que al menos uno de los dos o tres participantes salga jodido.
Admiro y respeto a aquellas personas que sienten que no necesitan proclamar su relación, porque seguramente saben que la tienen. Pero debemos gritar un “ya basta” por todas esas personas que viven rayadas, en un continuo bucle sin fin de autoengaño. Sí, sabes que hasta que no hables con la otra persona del tema no vivirás en paz.
Que preferís decir que sois amigos con derecho a…, o que lo pasáis muy bien juntos, perfecto. Ahora bien, no olvides el trasfondo, llevas todo el fin de semana en su casa y habéis paseado de la mano con un cono de fresa. Llamadme rara, pero eso es (además de una cursilada) un acto generador de mariposas.
A las cosas, a veces, hay que llamarlas por su nombre… Gracias.