Después de 4 gin-tonics bien cargaditos (sí gin-tonics, que no falte el postureo) y de una temporada a “two candles” (sí, a veces toca pasar una mala racha, es lo que tiene ser hombre), entre colegas nos preguntábamos qué haríamos si fuésemos tías por un día.
Con ciertas copas de más, todo se reduce a sexo, pero pasando la resaca y ahondando más en el tema llegué a la conclusión de la cantidad de cosas que cualquier hombre haría si le dejasen ser una tía por un día.
Levantarme, ver que todo el mundo me desea los buenos días y no contestar a nadie
Estar soltero es lo que tiene: si te interesa alguien, eres tú quien tiene que dar los buenos días. Pero siendo tía, la cosa cambia. Seguro que varios de tus pretendientes te desean unos fantásticos buenos días llenos de emoticonos en los que se cuela un corazón bandido. Sí, yo también los he enviado y han pasado de mi cara…
Mear sentado
7 de la mañana y no tengo que preocuparme de que mi miembro empalmado apunte a donde le dé la gana. Me siento, echo el chorrito, y listos. ¡Qué liberación!
Vestirme como un putón para que me miren
Entrar en el metro y notar cómo los cuellos se rompen. Ni con tu mejor outfit, ese que te pones cada sábado, consigues ese efecto.
Subir un selfie mañanero y que tenga 54.637.339.383 likes y comentarios en segundos
¡Así da gusto hacerse fotos, joder! En cambio, lo subes tú y, a menos que seas Brad Pitt, el único comentario que te llega es uno imaginario que dice: FOREVER ALONE.
Entrar en el vestuario femenino del gym
Así, sí. Qué ejercicio ni qué pollas, mujeres desnudas por todos lados, eso sí que te saca una sonrisa y no la machacada que te ibas a pegar en la clase de spinning (sí, los hombres también hacemos spinning, ¿¡qué pasa!?).
Pegarme un bailoteo extremo sin hacer el ridículo
¡Oh sí, nena! !Lo tengo todo, papi!
Ver como te abren las puertas
¿Empujar las puertas con mis fabulosas manos con manicura francesa? Por favor, siempre habrá algún caballero para abrirlas.
Y ahora sí, sexo:
Experimentar la homosexualidad sin ningún tipo de problemas
No, no vamos a liarnos con un tío, ¡lo que queremos es ser lesbianos!
T-O-C-A-R-M-E
Lo que hacía que no tocabas una teta. ¡Qué gusto, por Dios!
Experimentar con la alcachofa de la ducha
Nunca te habrías imaginado que ese chorrito de agua podía hacerte tan sumamente feliz, sobre todo en el modo a presión.
Masturbarme en clase sin que nadie se dé cuenta
Morbazo máximo. Unas caricias por encima de los leggins y listos, sueño cumplido.
Tener el poder de echar un polvo con un simple tecleo de WhatsApp
¡Qué poder! En el hipotético, muy hipotético caso en el que quisieras follarte a un tío, bastan dos palabras para echar un polvo. Es la triste realidad, los hombres nunca diremos que no al sexo.
Aunque te gustaría poder hacer todas o casi todas las cosas de la lista, la triste realidad es que los hombres somos el sexo débil y que si queremos algo de las mujeres nos toca currárnoslo a nosotros.
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