Las lavadoras solo tienen una misión: lavar tu ropa. Pero ¿qué hacer cuando es la lavadora la que está sucia? ¡En este artículo te damos unos cuantos consejos para que vuelva a resplandecer!
1. Enjuaga el tambor.
Incluso si el tambor se ve limpio, lo más probable es que la realidad sea otra. Los gérmenes y las bacterias se pueden acumular en cada grieta y rincón. La mejor solución es activar un ciclo de lavado con la lavadora vacía cada pocos meses. Pon 2 pastillas de lavavajillas e inicia un ciclo a 60ºC. ¡Las bacterias persistentes y los restos de cal no tendrás más remedio que desaparecer!
2. Acaba con los malos olores.
¿Alguna vez has abierto la lavadora y esta te ha saludado con un horrible olor? Esto puede suceder cuando el aparato ha acumulado moho, que puede formarse tanto en la goma selladora como en las zonas más escondidas. Por suerte, dejar la puerta abierta después de un ciclo de lavado permite que el aire circule. Esto te ayudará a prevenir ese olor a moho.
3. Limpia el filtro.
El filtro antisuciedad sirve en realidad para proteger la bomba de la lavadora. Objetos como pañuelos desechables, monedas o trozos de tela pueden obstruir la bomba con facilidad; el filtro es el que asegura que todo vaya como la seda. Pero en el filtro también pueden acumularse las bacterias y el moho, para después depositarse en tu ropa. Por ello, es importante limpiar el filtro regularmente. Por lo general, el filtro de la lavadora se encuentra en la parte más baja del aparato, detrás de una tapa protectora. Coloca una toalla debajo para evitar un caos tremendo. Si no puedes localizar el filtro de tu lavadora, consulta el manual de instrucciones.
Cuando encuentres el filtro, desenrosca con cuidado el tapón. Es absolutamente normal que salga un poco de agua. También verás partículas de suciedad y otros residuos.
Comprueba con las manos que ha salido todo. A continuación, limpia el filtro y la manguera frotándolos. Asegúrate de volver a ensamblar todo correctamente antes de usar la lavadora de nuevo.
4. Limpia el sello de la puerta.
Ya sea cuando metas la ropa sucia en la lavadora o la saques mojada, tus prendas de vestir siempre están en contacto con la goma que sella la puerta. Si bien el sello evita que el agua se salga por la puerta, al mismo tiempo es un criadero ideal de gérmenes y bacterias. El agua estancada también puede favorecer la aparición de moho. Demasiada gente pasa esto por alto y deja que se acumule la mugre y la suciedad. Cuanto más tiempo espere uno, más difícil será la tarea. Así que tómate un minuto antes y después de cada lavado para limpiar el sello de la puerta con un trapo. Una consecuencia positiva: tu ropa no entrará en contacto con la suciedad cuando la saques de la lavadora.
5. Limpia el compartimento del detergente.
Es normal que no se utilice todo el detergente en cada lavado. Esto significa que se asienta húmedo en la lavadora y genera moho más rápido de lo que te imaginas. Lo mejor es sacar el compartimento entero y fregarlo muy bien con un cepillo de dientes que ya no uses y con algún producto de limpieza. Consulta el manual de instrucciones si no logras quitar la pieza. ¡Solo te lleva unos minutos limpiarla para estar seguro de que tu ropa siga en buen estado y fresca!
6. Utiliza el detergente correcto.
Es muy fácil agobiarse ante la gran variedad de detergentes del supermercado. ¿Cómo sabes cuál es el que realmente funciona? Y lo más importante, ¿cuál es el mejor para ti? Curiosamente, se ha descubierto una relación entre el detergente líquido y la aparición de moho. En el futuro, elige un detergente en polvo: tu lavadora te estará muy agradecida.
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