Ocho eran los cuerpos encontrados dentro de la vieja embarcación que las olas llevaron hasta las playas de la isla de Sado en Japón. Cubiertos por ropa vieja y desgarrada, la poca carne que quedaba en sus huesos era apenas visible.
Se trata de una escena para la que los miembros de la Guardia Costera de Japón ya no muestran sorpresa, es para ellos ya una costumbre encontrar estos tenebrosos “barcos fantasmas”.
La extraña y precaria embarcación de madera llegó dos días después de que, en el mismo lugar, apareciera un par de cuerpos con tan avanzado estado de descomposición que una identificación era casi imposible.
Pero no se trata de la primera en hacerlo. Estos descubrimientos, que bien podrían ser parte de una película de terror o suspenso, parecen deberse a los cientos de personas que, cada año, tratan de escapar de la dictadura del régimen norcoreano a unos 700 kilómetros de distancia, no importando la posibilidad de perder la vida en el intento.
Ayudados por máscaras para evitar el olor a putrefacción y guantes, los oficiales de la Guardia se encargan de buscar detalles y evidencias que les ayuden a descubrir la identidad de los marineros. Un salvavidas sin usar y una cajetilla de cigarrillos les confirman sus sospechas: son norcoreanos. Sin embargo, lo difícil será ahora determinar cuánto tiempo y porqué estuvieron a la deriva.
Un mar que la mayoría del año es calmo se convierte en una pesadilla para la navegación a partir de noviembre. En 2016 se encontraron 66 barcos de este tipo, el año pasado la cifra rondaba las 50 embarcaciones.
A partir de la fuerte hambruna que sufrió Norcorea en la década de 1990, más de 30 mil de sus ciudadanos han escapado del país en busca de libertad y mejores oportunidades. El número de personas que han perecido en este intento es incierto.
Otra de las opciones que las autoridades japonesas sopesan para explicar estas embarcaciones fantasmas es que, en realidad, se trata de pescadores norcoreanos que han perdido en rumbo en un intento por lograr tanta pesca como el Estado les exige, los pescadores se ven obligados a tomar más riesgos para cumplir con las metas impuestas.
Son barcos viejos, pesados y carentes de modernos motores o sistemas de navegación GPS; al aventurarse muy lejos corren el riesgo de ser arrastrados por el viento y desubicarse. Cuando eres muy pobre y pesa sobre ti la exigencia de un régimen como el norcoreano, harás cualquier cosa para sobrevivir, aunque eso signifique arriesgar la propia vida en una travesía en el mar.
Si te ha gustado esta historia recuerda compartirla y apoyarnos con un Me Gusta a la página.
Fuente: BBC, Debate
No hay comentarios:
Publicar un comentario