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sábado, 21 de febrero de 2015

5 Cosas Que Debes Dejar De Lado Para Ser Feliz

No te sientes pleno, hay días que llegas a casa más quemado que la pipa de un indio y no sabes por qué. El mundo parece haberse puesto en tu contra y todo te sale mal. Tal vez no se te haya ocurrido, pero te recomendamos mirarte el ombligo. Muchas de las cosas que nos hacen infelices salen de nosotros mismos y es preciso acabar con ellas:

1. La dieta de la sandía
Parece una chorrada, pero no lo es. Para estar feliz, hay que estar bien comido (y dormido, y follado). Locuras como la dieta de la sandia, o comer una hojita de lechuga y pasar las horas mirando el reloj muerto de hambre, ponen de muy mala leche. Nos deja débiles, tristes, ojerosos, todo nos parece más difícil y cuesta arriba. Tampoco nos vayamos al polo opuesto y nos pongamos ahora a comer como vacas. Pero comamos bien, que con la tripita llena todo se calcula mejor.

 2. Quejarse más que un camión de cochinos de camino al matadero
No hay nada peor que un quejica, nada tan negativo como aguantar a una persona lamentándose de todo (del tiempo, del tráfico, del jefe, del hijo del vecino…). Las quejas, como los ánimos, tienen efecto en las personas en las que las proyectamos, y también en nosotros mismos. Quejándonos todo el rato haremos que lo molesto se vuelva malo, y lo malo terrible. A nadie le gusta revolcarse en su propia mierda, así que, por favor, en la medida de lo posible, dejadla en el felpudo, y tratad de tomaros las pequeñas dificultades con humor.

 3. Ponernos verdes de envidia
En serio, los envidiosos son unos penosos, y estamos hablando precisamente de alegría. De hecho, normalmente, alguien que no envidia suele ser envidiado por carros de personas que no comprenden por qué ese es tan feliz. ¡Que os la resbale lo que diga o haga el prójimo! No os comparéis con nadie, o mejor: comparaos con la otra mitad del Planeta, y recordad que todos ellos os envidian por motivos reales, que sois unos afortunados, y que no reconocerlo es un insulto a todas esas personas.

 4. Tirar del hilo
Como el cuento del hombre con la madeja de hilo mágica, que cuando tiraba del hilo hacía correr el tiempo, y se pasaba la vida saltándose los momentos desagradables y viviendo solo los buenos, hasta que consumió la madeja en un periquete y se dio cuenta de que había dejado correr toda su vida. No seáis membrillos y vividlo todo: lo bueno y lo malo. Porque sin lo malo no podríamos apreciar lo bueno, porque de todo se aprende, y porque hay pocos fines de semana y días de fiesta para pasar el resto del tiempo esperando a que estos lleguen. Cada segundo de vuestra vida es precioso, no lo olvidéis.

 5. Tomar decisiones por miedo a algo
Las decisiones se han de tomar por lo que uno quiere, y no por lo que uno teme. Hacer o dejar de hacer algo por miedo es seguro una mala decisión, y una fuente de futuros arrepentimientos. La valentía es una virtud contagiosa, y creer en uno mismo ayuda a que los demás crean también en nosotros. Avanzad por la vida con seguridad, porque la vida es bella, es más sencilla de lo que nos parece, las cosas siempre se acaban resolviendo, y los supervivientes son capaces de resurgir como el Ave Fénix. Así que, polluelillos, haceros el favor, saltad sin mirar abajo, y volad sin miedo hacia vuestro espectacular horizonte.

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