El sol aprieta. Estás en la playa. Vas a darte un chapuzón. Miras hacia un lado y ves a un delfín varado. Pero, ¿para qué vas a intentar devolverlo al mar cuando puedes ir pasándoselo a la multitud que se ha reunido a su alrededor para que se hagan selfies con él y las cuelguen en Instagram? Esto debe ser lo que pensaron los bañistas de la localidad argentina de Santa Teresita que consiguieron matar a un delfín por hacerse fotos con él.
Lo ha denunciado esta semana la Fundación Vida Silvestre después de que varias de esas imágenes aparecieran colgadas en internet. Los delfines de esta zona son conocidos por ser los más pequeños del mundo, miden entre 1,30 y 1,70 metros y son de color marrón, por eso se les conoce como ‘franciscanas’.
Esta fundación asegura que los bañistas se estuvieron pasando dos delfines y confirma que al menos uno de ellos murió a consecuencia de la deshidratación. Se trata de una especie protegida que Vida Silvestre lleva estudiando desde hace 10 años y pide tanto a los turistas como a los pescadores que extremen el cuidado y ayuden en seguida a los delfines a volver al mar si los ven en la playa porque, como dicen, “cada franciscana cuenta”.
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