Todos hemos pasado y pasaremos por épocas de mierda, de esas en las que no es que no veas la luz al final del túnel, es que el túnel está tan oscuro que eres incapaz de saber si vas hacia adelante o hacia atrás.
Es jodido cuando te encuentras en una situación así ser fuerte y moverte para salir, cuando de lo único que tienes ganas es de abrazarte a tus rodillas y espera que pase el tiempo. Porque sí, el tiempo todo lo cura, pero hay muchas maneras de hacer que la situación mejore. Entre ellas, pensar algunas cosas que en ese momento ni se te pasan por la cabeza, y que son la base para coger fuerzas y avanzar.
No estás solo
A veces puedes tener la sensación de que nadie puede ayudarte, y tal vez en un sentido meramente práctico tengas razón. Pero lo cierto es que el amor que te dan aquellos que están a tu lado puede ser la herramienta más útil para superar un bache. Cuando estés perdido, recuerda que siempre habrá alguien dispuesto a perderse contigo aunque solo sea para darte apoyo moral. No cometas el error de olvidar lo poderosas que pueden ser unas palabras de ánimo, un abrazo, unas risas compartidas o un “te quiero”.
No limites tus sentimientos
Todas y cada una de las emociones son útiles. No las tenemos porque sí, todas tienen un motivo, una función, un mensaje que transmitir. Cuando estamos mal solemos intentar animarnos sin pararnos a sentir todo aquello que nos está haciendo daño, y lo único que hacemos es ponerle una máscara al dolor. No tengas prisa por salir de la oscuridad; no se trata de superarlo rápido, sino de superarlo bien. Así que tómate un tiempo para sentarte, reflexionar y dejar que los sentimientos negativos te marquen los primeros pasos hacia la salida.
Recuerda que alguien lo estará pasando peor que tú
Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos. Pero oye, es consuelo al fin y al cabo. Y en estas ocasiones en las que estamos tan hundidos que damos por hecho que nos vamos a ahogar, cualquier clavo es bueno para agarrarse. Relativiza y no caigas en el victimismo de pensar que todo te pasa a ti, que estás súper jodido y que el destino se ha puesto en tu contra. Seguramente solo te hará falta levantar la cabeza y echar un vistazo a tu alrededor para darte cuenta de que hay mucha gente metida en túneles oscuros, y seguramente en muchos casos más largos y más oscuros que el tuyo.
Nadie espera que seas perfecto
Suele pasar que cuando peor estamos es cuando más presión nos ponemos sobre los hombros. Por algún motivo creemos que le estamos fallando a alguien, que nuestra mala racha está decepcionando a otras personas, y eso no hace más que multiplicar la sensación de ansiedad. El primer problema aquí es preocuparte por lo que otras personas puedan pensar; a veces hay que ser egoísta, y en esos momentos la única persona que importa eres tú. En segundo lugar, nadie espera que seas perfecto, porque nadie lo es, y todos -especialmente aquellos que te quieren- entenderán que tengas bajones.
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