A veces nos preguntamos qué pasó con todos aquellos primeros amores que llegan a nuestras vidas, dónde acabaron, cómo sobrevivieron, y sobre todo ¿por qué se esfumaron? Esa persona que nos robó el corazón por vez primera. Esa canción de pareja que abriría la lista de temas que desterrarías para siempre o que cada vez que oyeses en la radio o en cualquier bar, te trasladaría a aquellos momentos y a ese alguien que ya no está en ti.
¿Sabes por qué? Porque están olvidados. Es por eso que no sabemos qué ha pasado con ellos. Se evaporaron, ya no forman parte de tu vida, es más, tienes que hacer un proceso de reminiscencia para acordarte de él. Porque sí, por muy duro que parezca, el primer amor sí se olvida.
Y es que parece que las primeras relaciones, están hechas para abrir la veda en la andadura del amor. Son pocas o una minúscula parte las que perduran en el tiempo, aquellas que empiezan siendo adolescentes y se convierten en el llamado ‘amor para toda la vida’. Una de las razones a la que debemos esto, es que nos gusta experimentar, conocer gente y tener vivencias que poder compartir en un futuro, contar o rememorar con el paso de los años.
Suele decirse que las comparaciones son odiosas, pero en ocasiones nos dan una visión y un derroche de realidad que necesitamos apreciar. Ya apuntaba Tolstói que “hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego”, pues quien se obceca en una sola cosa conocida no comprenderá nunca si es lo que realmente anhela para su vida.
Así es, a las personas nos gusta comparar y compararnos. Por eso no suele perdurar el flechazo de nuestra juventud más temprana. Queremos tener jurisprudencia sentimental, un antecedente como mínimo con el que poder contrastar a nuestra nueva pareja. Dicho así no suena excesivamente bien, pero su lógica o explicación racional reside en que maduramos con el paso de los años. Aprendemos a identificar lo que queremos y buscamos tener, para nuestro día a día. Descubrimos lo que necesitamos en una pareja. Encontrar a alguien que no solo te conquiste y te vuelva loco, sino que sea capaz de provocarte eso a diario y sin apenas esfuerzo. Y eso, lamentándolo mucho, se aprende con las experiencias vividas.
Claro está, que de este proceso nacen consecuencias. La mayor de todas, el olvido. Es por eso, que aunque sea cierto que nos marcan todas las experiencias que vivamos, en mayor o menor medida, el primer amor no siempre tiene un lugar especial reservado en nuestra memoria o en nuestro corazón. Porque si tienes que hacer un ejercicio de retrospección para recordar a alguien, es que ese alguien dejó de existir en ti hace mucho, y posiblemente para siempre.
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