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viernes, 19 de febrero de 2016

Cómo Ser Un Perfeccionista Me Ha Enseñado A Romper Las Reglas

Perfeccionista: Dícese de la persona que tiende al perfeccionismo.

Perfeccionismo:  Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.

Ése era yo, el tipo de persona que creía que debía hacer todo aquello que se de daba por hecho que tenía que hacer. El que quiere tenerlo todo controlado, hace listas, se pasa el día organizando… pero no llega a ejecutar nada.

En realidad, no hace tanto, en las entrevistas de trabajo se recomendaba decir como defecto: “Soy demasiado perfeccionista”, como si eso se tradujera en hacer las cosas bien. Ser perfeccionista no es bueno, impide disfrutar de las cosas imperfectas de la vida.

“La vida es eso que pasa mientras haces planes”, y un perfeccionista solo planea planes. Por eso, después de varios años, he descubierto que la perfección es imperfecta. ¿La perfección te lleva a la felicidad o es la felicidad la perfección? La única certeza que tengo es que todo siempre es mejorable, lo único que debes hacer es poner la mejor de tus intenciones.

Por todo esto, aquí resumimos los 6 principales valores que descubres una vez aceptas que eres un perfeccionista imperfecto:

1. Rompe las reglas

Sigue tus propias normas, no todas te deben venir impuestas sin preguntarte. Eso sí, regla nº 1 y única: Aprende a diferenciar entre aquellas normas quebrantables y aquellas que no lo son. A partir de aquí, todo lo que te pidan no tiene que ser para mañana, porque no se acabará el mundo, y menos si ello te supone un esfuerzo que nadie te agradecerá, empezando contigo mismo.

2. No planees tanto y actúa

Que sí, que está muy bien que quieras que todo salga bien, pero si todo fuera como un guión de película perderíamos el factor sorpresa. ¿Cuántas noches inolvidables empiezan con la menor de las esperanzas posibles? Compara esa noche con la organización y resultado de un fin de año… ¿Lo ves?

3. Hay cosas que pueden esperar

En serio, casi todo lo que consideras urgente, puede esperar. Pruébalo, no te impacientes, de verdad.

4. Aprende de los fracasos

El miedo a fallar, al rechazo y a la opinión de los demás impide a un pefeccionista relajarse y disfrutar. No te vamos a recomendar que lo hagas mal, pero si no puedes, para: aprende de ello, pero no mueras en el intento. La satisfacción en hacer algo que no te aporta nada es pasajera, la felicidad en hacer lo que te gusta es para siempre.

5. El término medio

Un perfeccionista vive en una constante dicotomía entre lo mejor y lo peor. Tiende a buscar la perfección porque cualquier otro resultado es un absoluto fracaso. Conoce al término medio, a la satisfacción de sacar un 5 y a la indiferencia que te digan que eres del montón. Y tranquilo, que el extremo opuesto también es imposible, “no puedo hacerlo siempre todo mal, no existe tal perfección” (John Seymour).

6. Estar ocupándote

Exacto, puedes no hacer nada y considerar que estás haciendo algo por ti: descansar. Dedícate menos a hacer y más a ser. No puedes estar todo el día ocupando tu mente con pensamientos, mejoras y planes. Si no la dejas descansar, en el momento que más la necesites, no tendrás la cabeza en condiciones.

Como dice el proverbio francés “mejor no hacer nada que hacer cualquier cosa”. Disfruta de unas horas sin hacer nada, en el fondo, es lo mejor que puedes hacer.

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