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jueves, 15 de septiembre de 2016

Hay gente que te inspira y hay personas que te agotan

Hay personas que agotan, que engullen tu tiempo, la paciencia y tu energía. Son presencias sibilinas doctoradas en promesas incumplidas que nunca están en paz y siembran guerras con el mundo entero. Por eso, hemos de ser selectos y sabios en nuestras relaciones y rodearnos solo de ellas: de las personas que inspiran.

En un interesante estudio sobre interacción social llevado a cabo en la Universidad de Rochester (Nueva York) se concluyó con un dato curioso: 1 de cada 10 personas presentaría un estilo de personalidad que los expertos definieron como “saboteadores de la felicidad”. Las personas que agotan son quizá las más comunes, porque despliegan, a veces sin saberlo, conductas estresantes que condicionan de forma directa aquellos entornos donde se mueven.
Algo que muchos de nosotros podemos pensar al definir a este tipo de perfiles, es que estamos hablando una vez más, de personas tóxicas. No es lo adecuado. No debemos caer tan rápidamente en el uso de estas etiquetas que poco tienen de científico y sí mucho de popular, porque generalmente, pasamos por alto conductas y actitudes particulares de una persona o de un estilo de personalidad en concreto.
En el completo e interesante libro titulado “Inteligencia Emocional 2.0” de Jean Greaves se nos explica que las personas no solemos ser plenamente conscientes del impacto de este tipo de vínculos en nuestro equilibrio emocional y en nuestra salud. Te proponemos descubrir alguno de estos efectos.

El impacto emocional de las personas que sabotean nuestra calma
Podríamos decir que el término “quemar” adquiere aquí una connotación casi real. Las personas que agotan nos usan a menudo como “contenedores emocionales” donde volcar sus pensamientos, miedos y oscuridades, hasta el punto de desgastar lentamente esa arquitectura tan íntima y poderosa que forma nuestro cerebro.
Las personas que agotan nos ocasionan un alto nivel de estrés. Cuando esta emoción negativa se vuelve crónica, las dendritas neuronales (los “bracitos” con los que se unen nuestras células nerviosas) se rompen a causa de esta sobreexcitación tan dañina y estresante. El área donde más se sucede esta alteración es en nuestro hipocampo, ahí donde se localiza la memoria y las emociones.
El sentirnos agotados, el ser “permeables” a este tipo de conductas, lejos de apagarnos o de conferirnos cierto cansancio, nos mantiene siempre en alerta. Es la clara e instintiva sensación de querer defendernos de “algo” o “alguien”, de vivir siempre a la defensiva pero al mismo tiempo sintiéndonos cautivos.
Estamos seguros que ante estas mismas situaciones muchos te habrán dicho aquello de ” pues aprende a poner límites de una vez”. Ahora bien, en realidad, se trataría de algo mucho más sencillo que todo esto.

Basta con tomar plena conciencia de algo esencial: nadie tiene derecho a quemar todas tus naves de la felicidad, nadie debe traerte tormentas cuando tú habitas en un océano en calma. Nadie debe llevarte a esa deriva donde se esconden tus demonios internos. Busca gente que te inspire, no que prenda la chispa de tus incendios internos hasta el punto de “quemarte”.
Me gustan las personas que me inspiran
A menudo, suele decirse que cuando uno es muy-muy joven no elige a sus amistades o a sus primeros amores, acogemos lo que nos viene con pasión y sin filtro alguno, llevándonos por una ceguera momentánea que se curará, seguramente, con los años. Ahora bien, con el tiempo nos volvemos mucho más selectos, más hábiles y menos permeables a lo que no sirve, a lo que agota, a lo que desea robarnos lo que nos es legítimo: la felicidad.
Buscar o mejor dicho, permitirnos encontrar personas que nos inspiran es una necesidad vital en la que deberíamos invertir cada día. Porque quien inspira abre las ventanas del alma y enciende además el faro de nuestra mente para permitirnos emerger de nuestras noches de apatía, de miedos y soledades.

Tener madres, padres o hermanos que nos inspiren, por ejemplo, es algo que nos confiere también fortalezas excepcionales para crecer en madurez y libertad. Disponer de amigos que no agotan, sino que se alzan como figuras en las que inspirarnos para ser mejores personas, es sin duda un privilegio al que nunca deberíamos renunciar.

Por su parte, ningún amor puede ser tan pleno y auténtico como el que se construye con las raíces del respeto y con las hojas relucientes de la admiración y la inspiración mutua. Porque para inspirar a alguien no es necesario ser perfecto, en realidad, basta con que los demás vean cómo superas tus propias imperfecciones para dar siempre lo mejor de ti en cada momento.

Vale la pena tenerlo en cuenta.

4 comentarios:

  1. Si, todos las tenemos a nuestro alrededor. Lo que es difícil a veces es mantenerse al margen de ellas, pues su toxicidad se quiere extender y siempre acaban por cogerte. Resulta ciertamente difícil a veces mantenerse a su lado y no verlos, no escucharlos y no sentir sus tentáculos cómo te intentan llevar a su terreno.
    Se sale agotada de su sola presencia.

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  2. Si, todos las tenemos a nuestro alrededor. Lo que es difícil a veces es mantenerse al margen de ellas, pues su toxicidad se quiere extender y siempre acaban por cogerte. Resulta ciertamente difícil a veces mantenerse a su lado y no verlos, no escucharlos y no sentir sus tentáculos cómo te intentan llevar a su terreno.
    Se sale agotada de su sola presencia.

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  3. la posibilidad de convivir con personas toxicas es indudable, la capacidad de detectarla para mantenerse a "salvo" de su toxicisidad es como ganar una guerra, sobre todo cuando demonios internos e inseguridades estan en el inconciente,sera que se iicia aquello de "quien puede màs",empero cuando esos demonios estan concientes y dominados, neutraliza la toxicidad de una manera intligente, suele implicar un esfuerzo y en ocaciones un sobre esfuerzo, sin embargo una decisiòn firme de no contaminarte y alejarte, es de sabios, le llaman inteligencia emocional, etaran de acuerdo con migo, que si lo sabre!. en estos momentos en el contexto laboral, libro batallas pero no de la gente toxica, sino de los demonios propios que , basta un descuido y zaz, terminas intoxicado. lo recomendable es mantenerse alerta de tus propios demonios para conservar la inmunidad para la gente toxiga, finalmente la desición de lo que te permites sentir y aseptar es uandesiciòn inteligente del propio "YO"

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