Adam por fin apareció de nuevo en la vida de Chloè. Quizá él nunca sabrá cuánto lo extrañaba porque a ella le cuesta mucho decírselo. Muchas veces incluso ha practicado un discurso en donde quiere decirle lo importante que son él y su capuchino extra fuerte “sin tanta espuma” en su vida; lo mucho que necesita esas “cachetadas” que solo él le da, mientras la confronta con la vida, solo él le pone ese espejo enfrente que duele; pero al mismo tiempo, de su mano, es más fácil mirarse.
Hoy Chloè está confundida; todas las parejas que creía perfectas ya no están o están en la cuerda floja. Mara, Kia y Cam están solteras, Julie –la que debería terminar de una vez por todas con su sapo de pantano-, sigue con él.
Todo comenzó el día que estaban Chloè, Mara y Cam sentadas frente a una copa de vino y con la brújula descompuesta; frente a sus errores, algunos de ellos causados por la estricta educación que han llevado, las decisiones mal pensadas y la rebeldía que las tres tienen incrustada en el alma.
Todas ellas mujeres fuertes, han luchado por llevar las riendas de su vida; difícilmente se dejan intimidar y esto fue lo que llevó al interrogatorio al que Chloè sometió a Adam.
Adam es un hombre seguro de sí mismo, no le gustan los compromisos, quizá por miedo, quizá porque su vena festiva está en su máxima expresión –desde hace ya varios años- o simplemente no está dispuesto a compartir su “je ne sais quoi” con nadie. No importa la razón, pensó Chloè mientras él le regalaba una sonrisa a la mesera del café escondido, ése lugar que les encantaba compartir por ser íntimo y especial, perfecto para ellos.
La razón por la que decidió hacer esa pregunta a él y a nadie más, es porque nunca lo ha visto intimidarse ante nadie. Sabía que su respuesta le ayudaría a orientar la brújula.
Con su capuchino de frente, Adam -que conoce a Chloè mejor de lo que se conoce a sí mismo- le dijo: “Dime, ¿cuál es tu pregunta?”
¿Las mujeres fuertes asustan?
Por un instante, el semblante de Adam parecía que la pregunta de Chloè lo tomó por sorpresa, suspiró profundo, le dio un sorbo a su capuchino y le dijo lo siguiente:
Hay hombres que son incapaces de ver más allá de sí mismos y dejar brillar a la otra persona, creen que el brillo de las mujeres fuertes los va a opacar, sin saber que eso los hará invencibles y se impulsarán juntos.
Hay algunos a los que no, pero son raros de encontrar, son aquellos que logran descifrar a la persona, que logran desnudar no solo el cuerpo, si no el alma, y quitar todas los disfraces que los seres humanos usamos.
Estupefacta Chloè lo miró. Una vez más Adam venía a abrirle los ojos con sus perspectivas fuera de serie. Aunque parezcan razonamientos simples y fáciles de lograr cuando los pone frente a ti otra persona entonces todo se vuelve más claro.
Chloè se despidió de Adam con uno de esos largos abrazos que siempre se daban, y agradeció al Universo que él esté en su camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario