Parveen Rafiq confesó el asesinato de su hija de dieciocho años para «defender en el honor de la familia» el pasado junio en Pakistán, la joven Zeenat Rafiq se había casado y fugado con Hassan Khan, en contra de la opinión de sus padres, una semana antes de su muerte. Según cuenta The Sun, la chica vivía con la familia de su marido cuando su hermano Anees y su madre la atacaron. La autopsia confirmó que la joven había sido apaleada, rociada con queroseno y quemada, y las pruebas mostraron que Anees Rafiq había ayudado a su madre con el crimen, por lo que él fue sentenciado a cadena perpetua y Parveen a muerte.
El Parlamento de Pakistán aprobó una nueva legislación contra los «crímenes de honor», un tipo de asesinato que es más frecuente de lo que parece en el país asiático. La sociedad pakistaní considera vulneraciones del honor de la familia el huir de casa, confraternizar con hombres y otras acciones que desfíen los valores tradicionales. Las víctimas de estos crímenes suelen ser mujeres jóvenes, y los autores, familiares que se escudan en el nombre de la familia. La nueva ley admite que los familiares pueden «perdonar» al autor del crimen si este es condenado a muerte, pero en caso de «perdón», será condenado a cadena perpetua.
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