La proliferación de drones en el mercado y la gran variedad de usos que se les puede dar –sirven para estudiar restos arqueológicos, por ejemplo, pero también para tomar fotografías sin consentimiento de una persona– preocupa a mucha gente. Ahora, la compañía Drone Shield, con sedes en Sídney (Australia) y Virginia (EE. UU.), ha puesto en marcha distintas iniciativas para mantener a raya a estos artefactos. Una de ellas es el fusil DroneGun, capaz de desactivar un dron a dos kilómetros de distancia
Aunque por su forma y manejo parece un arma de fuego, el DroneGun no dispara proyectiles físicos. Lo que hace este ingenio, que pesa unos seis kilos, es emitir interferencias en las frecuencias que se suelen usar para controlar el vuelo de estos aparatos y captar la señal de vídeo que registran en directo. Cuando desaparece el vínculo que los mantiene conectados con la emisora, los drones quedan despistados, por así decirlo, y aterrizan o vuelven al punto de despegue. Los ingenios no se destruyen y el entorno tampoco sufre ningún daño cuando son interceptados de este modo.
DroneGun es una herramienta efectiva contra una amplia variedad de modelos de drones, pero su utilización todavía no ha sido regulada por los Gobiernos, según se especifica en la página web de Drone Shield.
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