Si sentís un deja vu, lamento confirmarte que sí, esto definitivamente ya lo vivimos. Esta vez, pasó en las playas de San Bernardo, cuando una multitud sacó del agua a un delfín bebé que estaba varado en una orilla y acabó muerto.
En vez de ayudarlo a que regrese a su hábitat natural, la gente alzó al delfín y lo usó de trofeo para sacarse selfies con el pequeño animal. Tras resistir el manoseo y los bruscos movimientos fuera del agua, el mamífero perdió la vida.
El año pasado, otro delfín murió en las playas de Santa Teresita en una situación similar, luego de que la gente lo sacara del agua para tomarse una foto con él. El incidente trascendió las fronteras y la noticia fue repudiada en todo el mundo.
Sin embargo, nada de eso importó y un año más tarde nos encontramos nuevamente con un caso similar. ¿Cuándo vamos a aprender?
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