Momento en el que cortan el cuello al cocodrilo y le clavan barras metálicas en las espinas.
Las fosas de hormigón se vacían cada 15 meses en la granja Ton Phat Crocodile de la ciudad de Ho Chi Minh, la más grande de Vietnam. En los últimos dos años, sobre esta metrópolis, con cerca de 10 millones de habitantes al norte del río Mekong, se han escrito varias historias por tres razones: el virus del Zika no dejó en paz a la población hasta hace unos meses; el gobierno local publicó un curioso código de conducta obligatorio para los turistas; y los animalistas de medio mundo no dejan de viralizar en las redes sociales como los empleados de la granja vietnamita torturan a sus cocodrilos antes de matarlos para después despellejarlos. Las imágenes son muy desagradables. Dos hombres tumban al reptil (tres metros y 600 kilos) en un camilla metálica. Empiezan con dos descargas eléctricas para aturdirlo. Uno sujeta por detrás la cola.
El otro con cinta aislante fija la boca para que no muerda y empieza a cortar la parte superior del cuello dejando un pequeño agujero. Lo hace para inmediatamente introducir una varilla de metal que le rompe la espina dorsal. Es una práctica llamada pithing que se hace para destruir el tejido nervioso. La sangre de la cabeza gotea dentro de un bidón. El cocodrilo se retuerce. Sigue vivo. Y lo seguirá mientras lo llevan a otra cámara y lo desollan. Deja de respirar cuando, ya despojado de su piel, le cortan la cabeza. Todo el proceso dura más de una hora.
Esta escena se puede ver en esta granja de cocodrilos y en otras de Vietnam en un vídeo filmado entre marzo y abril de 2016. Lo hizo un empleado del grupo estadounidense de derechos de los animales People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), dentro de una investigación, que acaban de finalizar este 2018, sobre el comercio de pieles exóticas. "En esta granja se matan a 1.500 cocodrilos cada tres meses en nombre de la moda. Vietnam exporta alrededor de 30.000 pieles de este animal cada año para hacer accesorios como bolsos, billeteras, cinturones y zapatos. Con estas imágenes se demuestra la tortura extrema e innecesaria que sufren antes de morir. Es inhumano", cuenta a este periódico Catie Cryar, portavoz de PETA.
En la portada de la página web de la granja Ton Phat aparece una chica joven sujetando un bolso negro hecho con piel de cocodrilo. Allí cuesta 345 dólares. Un modelo parecido en una famosa tienda de la calle Serrano de Madrid vale 1.500 euros. La investigación del grupo animalista sugiere que la granja vietnamita ha estado suministrando pieles a Heng Long, un proveedor de Singapur, en el que la multinacional francesa LVMH (dueña de marcas como Louis Vuitton, Loewe, Dior o Donna Karan) adquirió hace seis años el 51% de la empresa.
Trabajadores en pleno despelleje del cocodrilo.
De estas marcas, sólo Loewe responde a nuestra pregunta sobre si conocen el método que utilizan sus proveedores para matar a los animales. "En cada uno de nuestros bolsos de pieles exóticas viene una tarjeta que explica al cliente la procedencia del artículo y cómo ha sido tratado", explican desde la firma de moda. En España, la empresa más grande de servicios de procesamiento de pieles de cocodrilo es la compañía valenciana Verdeveleno.
Personalizan y adaptan el material en bolsos, calzado y marroquinería. "Nos llegan las pieles de países africanos y se procesan adecuadamente en un procedimiento de curtición. Todo regulado y firmado en el Convenio CITES que preserva la conservación de las especies amenazadas de fauna y flora silvestres mediante el control de su comercio", afirman desde Verdeveleno. Pedimos, sin suerte, hablar con algún representante de la empresa para conocer más datos de su negocio y el trato y la procedencia de las pieles."En España no se mata cocodrilos, las pieles que llegan a los curtidores industriales vienen sobre todo de Zambia y Sudáfrica", explica Álvaro Conde, director de Kariba, la única granja de cocodrilos que hay en la península. Su padre la abrió en 1989 en Jerez de la Frontera (Cádiz) con 195 ejemplares de la especie Crocodylus Niloticu. Hoy tiene 400 reproductores. Y en los últimos 20 años ha vendido 200 reptiles a zoológicos de toda Europa. "Nuestros socios de la sociedad Cocodrilos del Nilo, con granjas en Zambia, querían abrir una en Andalucía para fomentar el turismo", cuenta Álvaro. "Cuando los animales mueren, vendemos sus cabezas y pieles a curtidores locales".
Kariba cerró al público en 2015 porque la Junta les obligó a hacer obras para adaptar el recinto para hacer un zoológico. Sus cocodrilos de Zambia ahora invernan en cuevas con un sistema de calefacción junto a un río artificial. Los de las fotos de Vietnam duermen hacinados en docenas en fosas de cemento o jaulas más pequeñas que su tamaño.El grupo animalista PETA -el más numeroso del mundo con cinco millones de afiliados- cifra en 4,6 millones de cocodrilos utilizados en los dos últimos años para el comercio de pieles exóticas. "En Texas y en Zimbabue también hemos expuesto pruebas de granjas donde se asesina con crueldad a los cocodrilos. En libertad tienen una media de vida de 80 años y en estos lugares no pasan de tres años.
Y esa forma de tratarlos... para hacer ese bolso de lujo de Louis Vuitton que compras en tu ciudad han necesitado matar a dos o tres cocodrilos de esa forma", asegura la potavoz de los animalistas.En las últimas semanas, PETA ha difundido con éxito en las redes sociales sus últimas campañas. Se han colado en varios mataderos de perros en China para denunciar que las pieles de los canes las usan para hacer guantes de cuero y cinturones. También han entrado en granjas de burros donde degollan a los animales para hacer "medicinas chinas". Añaden que estas pieles de burro se venden a farmacéuticas asiáticas, donde se convierten en una especie de "medicamento que mejora la circulación sanguínea".
Aunque otra campaña más reciente (y menos seria) de esta organización, ha sido la más viralizada en los medios: han enviado una carta al canal de dibujos infantiles Nickelodeon pidiendo que las nuevas Tortugas Ninja coman pizza vegana. "Introduciendo pizza vegana en los menús de las tortugas, seguro que inspiran a los fans para tomar ejemplo", dice Lauren Thomasson, coordinadora de campañas sobre animales en películas y televisión. "Así las tortugas ninja ayudarían a salvar a otros animales".
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