Muchos de los grandes artistas de todos los tiempos tienen los comienzos más impensables. Algunos tuvieron infancias difíciles, familias separadas o adolescencias problemáticas que se extendieron a la adultez. Este es uno de esos casos.
Edward Hopper fue uno de los pintores más reconocidos internacionalmente del siglo pasado. Falleció en 1967, pero sus obras sobre la soledad de la vida en Estados Unidos han perdurado el paso de los años y trascendido su propia muerte. Sin embargo, este dibujo demuestra que sus orígenes fueron bastante difíciles y que el arte siempre estuvo ahí para él como modo de expresarse y salir adelante.
Se trata un bosquejo que Hopper realizó cuando tenía apenas 9 años y lo hizo en el revés de su hoja de calificaciones de la escuela, las cuales dejaban mucho que desear ya que nunca fue un gran estudiante. Ya a los 9 años se observaba el futuro de su trabajo, marcado por el aislamiento y la melancolía. De hecho, los hombres y mujeres solos fueron, de ahí en más, el tema predominante de su obra.
Este dibujo se encuentra actualmente en un archivo de más de 1000 piezas del reconocido artista que recientemente recibió la Edward Hopper House, una organización que se encarga de difundir la vida y obra del pintor, así como exhibir sus obras en la que antes fuera su casa, ahora reconvertida en un museo.
¿Quién imaginaría que el dibujo de ese niño triste se convertiría en la primera de las grandes obras de un reconocido pintor?
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