La soledad, tan temida por unos como adorada por otros. Pero aceptémoslo: la soledad es el único momento que tenemos para estar con nosotros mismos, para conocernos mejor. Es la mejor aliada cuando queremos tomar decisiones, es la mejor compañera cuando no queremos que nos molesten y es la mejor amiga cuando con nadie queremos estar. No es a la soledad a lo que se teme, es a uno mismo en la soledad pues nos aterra creer que necesitaremos a alguien más.
Produce miedo pensar que nos vamos a desvanecer si no sabemos qué hacer y no tenemos a alguien que nos responda la pregunta, nos aterran los momentos cuando nos perdemos en la inmensidad que simboliza el tomar decisiones. Pero recordemos que el miedo es una mera emoción que si la enfrentamos solos nos hará más fuertes, más confiados y más seguros de lo que somos.
La soledad tiene una característica: nos obliga a pensar. Pensar requiere concentración, mantener todos los sentidos alerta y hacer cuestionamientos sobre aquello en lo que estamos enfocados. Es una virtud usualmente acreditada a las personas libres, pues quienes sabemos estar solos somos catalogados de presumidos, engreídos y rebeldes.
La soledad es una virtud ligada a la independencia, acompañada de responsabilidad y del coraje individual para superar cualquier obstáculo.
Y tú… ¿Sientes miedo de estar contigo mismo?
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