A ti, que estás a punto de tomar una de las decisiones más importantes de tu vida, quiero darte un consejo muy importante: keep calm. A tan solo unos días de una de las pruebas más importantes, la selectividad, todo el mundo te pregunta: “oye, ¿y qué vas a estudiar?”. Hay gente que lo sabe, o cree saberlo, desde hace mucho tiempo, y hay gente que no. ¿Es tu caso? No te preocupes, como ya he dicho nada más empezar, keep calm. Con 18 años nos piden que tomemos una de las decisiones más “decisivas” de nuestra vida como si fuera el momento del juicio final: elige una carrera.
Por suerte, los tiempos han cambiado, y hoy en día la vida va más despacio. Decidir en qué vas a trabajar el resto de tu vida es algo muy importante y hay personas que necesitan tiempo para averiguarlo; no hay prisa, nadie te persigue. Que los 30 son los nuevos 20 no es solo la excusa de muchos jóvenes que tienen miedo a crecer, es pura realidad, es una clara demostración de que en la vida no hay patrones, de que del clásico “naces, creces, te reproduces y mueres”, solo es 100% seguro que te vas a morir. El resto es un libro blanco vacío que tú tienes la oportunidad de escribir.
Pues bien, si eres de los indecisos que no sabe qué hacer con su vida después del examen de Selectividad, aquí te dejo unas ideas muy interesantes que quizás mucha gente debería plantearse antes de tomar importantes decisiones.
1. Viaja
Y no a cualquier sitio: conoce lugares completamente diferentes, aprende otras culturas y formas de ver la vida… ello te dará la oportunidad de abrir tu mente y ampliar tus posibilidades, y te ayudará como mínimo a saber lo que no quieres hacer con tu vida. Además, aprende idiomas; sí, efectivamente, tenía razón tu padre cuando te decía que tenías que aprender inglés. En un mundo en el que cada vez existen menos fronteras, los idiomas abren puertas y oportunidades, y estás en el momento en el que necesitas tener opciones para poder valorarlas.
2. Trabaja
Sí, como lo lees, de lo que sea. En esta vida, en mi opinión, el 70% de un trabajador es su actitud ante el trabajo. Tener experiencia simplemente en trabajar es algo que nadie tiene en cuenta. Todos deberíamos pasar por ahí. Hay oficios durísimos que todos deberíamos ejercer alguna vez en la vida para aprender: entre otras cosas, humanidad y paciencia. Trabaja de camarero, de limpiaplatos, de nanny… de lo que sea que se te ocurra, pero aprende lo que significa el compromiso con el trabajo y descúbrete a ti mismo.
3. Emprende con tu propia Startup
En los últimos años, han aparecido aceleradoras de empresas que ayudan a los jóvenes a lanzar sus proyectos. En este país, todavía queda mucho por mejorar en este sentido, pero hemos dado un gran paso. ¿Tienes inquietudes e ideas? hazte una lista de qué necesitas para cumplirlas (formación, colaboración…) y ponte con ello. Echa un ojo a los proyectos que van consiguiendo salir a la luz cada año, inspírate y aprende de ellos.
4. Hazte Voluntario
Hacer de voluntario para asociaciones sin ánimo de lucro es una gran experiencia que te puede ayudar a valorar muchas cosas de la vida. Hacer cosas por los demás es algo muy gratificante que le quitará importancia a cosas que a veces nos frenan y desarrollarás tu lado más humano.
Piénsalo, nadie quiere ser un veinteañero amargado con un puesto de trabajo indefinido al que odias ir cada día, por mucho dinero que te paguen. ¿Y qué haces el resto de tus cuarenta años de carrera laboral? Dejar voluntariamente un trabajo indefinido es mucho más difícil que no tenerlo porque estás buscando tu pasión. De los 20 a los 30 tienes que experimentar, descubrir, probar, aprender, descartar, conocer… todo lo que implique la posibilidad de equivocarte y que eso no signifique nada, porque piénsalo, no pasa nada. Lo que si significa algo es que llegue un día en el que te levantes por la mañana sabiendo que lo que finalmente has elegido te hace feliz y, además, sabes hacerlo bien, muy bien.
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