Manuel Sánchez G, natural de la localidad valenciana de Xátiva, se presentó en la comida familiar de nochebuena en casa de sus suegros con un polígrafo bajo el brazo. Manuel está harto ya de las historias que cuenta su cuñado. “Si hubiera viajado, estudiado y trabajado todo lo que dice, tendría unos 250 años, no 43”, nos comenta indignado.
El cuñado, nada más llegar al domicilio de la suegra, y después de entrar a decir en la cocina que al guiso le faltaba un poquito de sal, que lo había olido desde el rellano, vio el aparato y dijo: “hombre, un polígrafo Thompson de 1960. Ese lo usaba el FBI, hasta que se descubrió que había una manera de engañarlo. No puedo decir cómo, me lo contaron cuando trabajaba en la comisaría del Centro haciendo carnés “.
Después de comerse el guiso salado, y tomar el postre, probaron a conectarle el aparato al susodicho. En un momento se enteraron de que no hizo la mili por los pies planos, que no terminó los estudios porque se tuvo que meter a trabajar de camarero en un bar, que no había tenido más novia que su esposa y que no había salido de la Comunidad Valenciana en su vida. “Tiene que estar desajustado, o le afecta la humedad y la altitud, es algo que le pasa mucho a este modelo”, puso como excusa.
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