Esto es como si vas por ahí diciendo que eres rapero, con tu gorra y tus blinks, se te desenchufan los auriculares del móvil y todo el mundo se da cuenta de que estabas escuchando Alejandro Sanz. El moderneo se ha extendido por occidente a velocidad de video de gatitos. Sin embargo, como todo lo que se masifica, ha perdido su pureza. Existen infiltrados del mainstream, pequeños goblins malignos sin voluntad, que lo mismo hoy te llevan una barba y mañana se ponen largos implantes en las cejas con el extremo pegado en los pezones. ¿Os acordáis de esa campaña del PP de ‘También los hipsters‘ que nos intentaron hacer tragar en campaña electoral? No era para los hipsters, era para estos subproductos de marca blanca.
1. El meticuloso arte del ocio
Los buenos, los de pura cepa, no bajan nunca la guardia. No existe una cantidad de alcohol o eme suficiente como para arrastrarlos a garitos donde se reproduzcan sistemáticamente las listas de Cadena 100 o los últimos regurgites de Daddy Yankee. Además de que no pueden gastarse 10 euros en un cubata puesto que están ahorrando para la entrada del Primavera Sound, que eso sí que lo peta fuerte. Lo mismo para cine. Por larga que sea la barba si tenéis una cita y vais a ver Los Vengadores, o lo último de Clara Lago… después ya podéis ir a bailar dembow. De perdidos al rio.
2. Ropa de gente muerta
¡Que no! Que no se trata de camisas de cuadros ni estampados cantones. Si todo poderoso Inditex empieza a fabricar jerséis de leñador y pantalones con colores que provocan desprendimientos de retina, ellos, los de verdad, volverán al mercadillo y se comprarán camisetas básicas y zapatillas de deporte de hace 3 décadas.
Se trataba de no ser igual que vosotros, ¿si todos vamos vestidos raro, quién es el diferente? Además, vuestras camisas de cuadros solo duran un año y las suyas ya tienen 30 la primera vez que se las ponen.
3. Si tu trabajo no mola, no trabajes
“¿Qué te has echado un novio hipster? ¡Qué bien! ¿A qué dices que se dedica? Asesor contable en una consultoría… Ah, entiendo…” ¡Policía, es un impostor, llévenselo! Tiene que ser algo cool, algo que suene bien sin necesidad de decirlo en inglés, aunque después lo digas. Están los hipsters cosmopolitas, que son pequeños engranajes de cosas muy molonas como el cine, la televisión, el diseño gráfico, la publicidad… Y luego los ermitaños. Estos últimos se han montado una zapatería molona, una barbería molona, una verdurería molona, una heladería molona… como si se montan una funeraria, pero de un estilazo innegable.
4. Me importa mucho pasar de todo
¿Que los modernos de verdad están obsesionados con la imagen en las redes sociales? ¿Quién te ha contado esto? Porque es cierto. Pero ¡Eh! Que esto requiere exprimirse la patata muy fuerte para que parezca que les importa una mierda. Solo tendrá 3 fotos colgadas, medio movidas y en blanco y negro, pero que inexplicablemente no podrás dejar de mirarlas pensando: “Que rabia de tío, le sale esa fotaza casi sin querer”. Si piensas eso él ya ha ganado.
Es posible que creáis que estos comportamientos son de gilipollas. Efectivamente, de moderno gilipollas. Pero el que trata de imitarlo se convierte en gilipollas a secas. Choose your side.
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