¿Talante o Talento? La eterna pregunta que busca la respuesta definitiva a cuál de las dos tiene más valor. De nuevo la eterna respuesta seguirá siendo que ambas son importantes pues por suerte, la una sin la otra no tienen ningún sentido. Sin embargo, el reparto de los pesos no es siempre equitativo, no se trata de un fifty-fifty. ¿Cuántas personas que han nacido con un don para hacer algo nunca han llegado a desarrollarlo? Bailarinas, cantantes, artistas, atletas, jugadores de fútbol…
Estudios encuentran que la inteligencia solo representa el 30% de su logro, el resto, es todo fuerza mental, talante, disposición, tenacidad y PERSEVERANCIA. ¿No es esto una gran noticia? Quiero decir, ¿no sería una faena que sólo pudieramos conseguir aquello que nos proponemos si hemos nacido con el talento necesario para ello? La fuerza mental es algo que se trabaja como quien va al gimnasio para mantenerse en forma, alcanzar según qué retos e incluso para desarrollar capacidades físicas con las que en principio no has nacido. ¿Imaginas un gimnasio para ejercitar y entrenar la fuerza mental? Seguramente en muchas cosas de esta vida nos iría bastante mejor.
La conclusión es que el talento esta sobrevalorado y, por el contrario, el talante está muy infravalorado. El talento es un regalo con el que naces y que muchas veces no sabes si quiera valorarlo. En cambio, el talante y la perseverancia, requieren de esfuerzo, de entrenamiento, de fortaleza y actitud, mucha actitud pero suele ocurrir que pasa más desapercibido.
Al final la clave para que el talento desarrolle todo su potencial es un buen talante lleno de fuerza mental.
¿Qué hace que alguien sea mentalmente fuerte?
Cuando nos ocurre algo importante, una situación límite o una experiencia extrema, cualquier persona es capaz de sacar fuerza de su interior para lidiar con ello. Afrontamos enfermedades y muertes de familiares cercanos y ojo que todos nosotros podríamos sorprendernos de lo realmente fuertes que somos ante este tipo de situaciones.
Sin embargo, hablamos de la fuerza que necesitas en tu día a día para cumplir tus objetivos diarios con el fin llegar a eso que tanto deseas. Pequeños retos y desafíos que podrían ser fácilmente omitidos desde el sofá.
La gente mentalmente fuerte es aquella que cumple con sus objetivos gracias a la tenacidad, la perseverancia y en muchas ocasiones si tienes suerte, a la pasión. Esta es el motor que hace que las cosas pasen, que te levantes del sofá para poner en marcha la perseverancia para conseguir aquello que te has propuesto con tenacidad.
¿Cómo puedes aumentar tu fortaleza mental?
Acciones concretas
Define para qué necesitas esa fortaleza mental escribiendo las acciones concretas que son imprescindibles para conseguir eso que te propones. Cosas que al final no son tan complicadas de hacer y son fácilmente alcanzables.
Hábitos y rutinas
Crea hábitos y rutinas con esas acciones que te permitan durante más de 30 días acostumbrarte a esas nuevas dinámicas y ten siempre en mente el reto, el desafío y el objetivo y cómo te hace sentir la idea de alcanzarlo.
Actitud
La actitud es el mayor freno o acelerador para conseguir algo y es completamente controlable por nosotros mismos. Cuando la fábrica de Thomas Edison se quemó en 1914, destruyendo prototipos y causó $23 millones de dólares en daños. La respuesta de Edison fue simple: “Gracias a Dios, se han quemado todos nuestros errores. Ahora podemos empezar de nuevo otra vez.”
Inteligencia Emocional
Es la piedra angular de la fortaleza mental pues es la que te da el control sobre cómo debe reaccionar tu mente para relacionarse con los demás y contigo mismo.
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