Jocelyn Robertson e Ignacio son un joven matrimonio que ansiaba ver llegar al mundo a su primer hijo. Durante 9 largos meses, ambos soñaron con el nacimiento de Noé. Cada día que pasaba era uno menos que contaba para aproximarse a tocar a su hijo. Pero algo dramático ocurrió al término del embarazo. Jocelyn comenzó a sangrar y sintió un dolor fuerte en su vientre.
Fueron de inmediato al hospital. Al llegar, la doctora examinó a Jocelyn y al bebé, pero algo extraño ocurría: no podía sentir los latidos de Noé. La doctora buscó a otro especialista para que valorara, pero su conclusión fue la misma: no había signos vitales.
Desafortunadamente, el bebé había muerto antes de nacer. Los padres estaban angustiados, desesperados, sin hallar consuelo.
Para colmo, sería necesario practicar cesárea para poder extraer al feto, pues había adoptado una posición incorrecta.
Cuando le estaban practicando la operación, Jocelyn no podía dejar de pensar en el pequeño Noé y el amor infinito que había ido construyendo durante más de 40 semanas hacia él.
En medio de la operación, algo aún más raro ocurrió: al extraer al bebé del útero materno, comenzó a respirar. Los médicos no podían creerlo: el bebé volvió a la vida al nacer.
Milagro, magia, ciencia, casualidad… no importa cómo le llamemos, Noé volvió a la vida, o más bien llegó a ella. Ahora Jocelyn e Ignacio también han vuelto a vivir con felicidad y plenitud.
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