La estremecedora escena fue filmada en Foios, en el norte de Valencia, en España. Muestra una “fiesta” protagonizada por un toro: no es una corrida, sino un festejo conocido como “toro embolado”, en el que se colocan a un toro dos bolas de fuego en sus astas y que generalmente no prevé la muerte del animal.
Pero esta vez el desenlace fue dramático. En el video se ve al toro en el medio de la plaza, con los cuernos incendiados, rodeado de personas que lo mantienen en su lugar. Después, un hombre lo mantiene agarrado por la cola. Cuando lo suelta se desata la tragedia: el toro corre enloquecido por la arena hasta suicidarse chocando la cabeza contra un palo.
La muerte del animal, crecido en el ranch de Salvador Domecq, fue instantánea. A su alrededor, en tanto, la gente gritaba y aplaudía.
Imágenes como esta se repiten a menudo en toda España, donde hay cientos de eventos similares. “El toro no sufrió”, comentaron quienes apoyan estas fiestas; por otro lado, los defensores de los derechos de los animales, como los activistas de Bulls Defenders United que subieron el video a Facebook, afirman que la práctica, aun cuando no es mortal, le provoca al animal un estrés insoportable. Dicen: “Torturar un animal no es divertido, es una barbaridad”.
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