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domingo, 3 de diciembre de 2017

¿Sabes cuál es el precio que paga la naturaleza por los festivales de música a los que asistes?

En 2009, U2 comenzó una de las giras más grandes de la historia que dio paso a una nueva forma de entretenimiento. Si bien ya existían conciertos masivos, la innovación tecnológica de la banda era algo que sólo se podía comparar con la corta existencia de la gira original "The Wall" de Pink Floyd.
Lo que nadie pensó (ni siquiera Bono, gran promotor de los derechos de la Tierra) fue en la huella de carbono que produciría el escenario giratorio y la gigante garra que tenía que ser transportada, montada y utilizada en por lo menos 44 fechas. En términos más aterradores, un concierto de U2 producía energía suficiente para mantener un foco prendido por 159 mil años. 
Desde principios del siglo XX las giras comenzaron a ser más grandes y los festivales salieron de todos lados. Mientras en el año 2000 México tenía el Vive Latino como único festival musical masivo, hoy hay por lo menos 10 alrededor del país que congregan a más de 50 mil personas por día. Ese efecto es algo mundial y eso significa miles de vasos de cartón y energía producida. Se cree que por cada persona que asiste a un concierto se produce el doble de basura de lo que generaría en un día normal. 
Como lo dijo Michelle Lhooq de Vice, puede ser una "noción de culpa disfrazada de responsabilidad", pero después de los últimos años  la cantidad de basura incluso hizo que algunos optaran por dejar de ir. 

Lo que era un sitio para convivir y disfrutar se convirtió en un basurero gigante, por lo que medidas como el que si regresabas 50 vasos a un centro de reciclaje dentro del festival, te regalaban una cerveza, entraron en vigor. Sin embargo, como muchos comenzaron a notar, con eso no es suficiente: no solo se trata de que la zona se vea limpia, sino de que la huella de carbono se reduzca. 

Los "mejores" y "peores" festivales para el planeta

Hay dos caras de la moneda. Uno lo podría representar Burning Man, líder indiscutible en cuanto a sustentabilidad y festivales. Con su política de No dejar huella, buscan que su festival de arte que se lleva a cabo en el desierto de Little Rock en Estados Unidos no deje huella humana al finalizar, por lo que toda la gente es responsable de nunca tirar basura, recoger la que encuentre y regresar con todo lo que llegó y consumió ahí. 

El otro lado pertenece a Coachella, el festival de música más popular del mundo. Ahora sucede dos fines de semana al año y aunque ha implementado varias medidas para reciclar y hacer del evento algo más ecoamigable, aún no puede dar un gran paso, pues volverse "verdes" les costaría cerca de 10 veces más lo que su presupuesto les da para hacer el evento musical más popular del mundo. 
En medio están festivales como el BangOn! en Nueva York que está cerca de lograr lo mismo que Burning Man; o el famoso festival de Bonnaroo, que se lleva a cabo en tierras de cultivo, por lo que el ahorro y distribución de agua es mejor, se utilizan áreas para abono e incluso cuentan con uno de los mejores equipos de voluntarios que mantienen el festival limpio. Otros han optado por dar descuentos a las personas que llegan en autos híbridos y transporte público; así como los artistas que buscan nuevas formas de iluminar el escenario durante sus shows. 

Si Copenhague es una ciudad que busca se neutral con su huella de carbono para el año 2025, los festivales pueden preocuparse por seguir ese ejemplo y seguir mejorando con el paso de los años.

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