La curiosa situación en donde un gusano desarrolló dos cabezas sucedió durante un experimento en la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés).
El experimento en cuestión constó en enviar a esta misión en el espacio a 15 gusanos en donde algunos fueron enteros y otros fueron literalmente mutilados (les cortaron la cabeza y la cola haciendo del gusano una especie de tracto digestivo baboso).
La idea de este experimento era poner a prueba una de las características más sorprendentes de estos gusanos: su capacidad de regenerar cualquier parte del cuerpo que haya desaparecido.
El gusano espacial de dos cabezas
Según han señalado las personas a cargo de la investigación —que incluso contó con un grupo de control— muchos gusanos volvieron del espacio con múltiples cambios en su microbioma y en su comportamiento (relacionado a evitar ciertas manchas oscuras en las placas de Petri).
Sin embargo creo que cualquiera mostraría cambios en su comportamiento y en el microbioma si fuéramos enviados al espacio sin cabeza (no debemos juzgar a los pobres gusanos).
Si el único temor que desarrollaron los gusanos luego de esa gran experiencia truamática está relacionado con las manchas de la placa de Petri creo que se puede decir que los gusanos espaciales tienen una gran fortaleza.
La parte que realmente sorprendió a los investigadores es que además de haber desarrollado dos cabezas en el espacio, cuando este gusano volvió a tierra firme y volvieron a cortarle la cabeza (en realidad las dos cabezas) el gusano volvió a generarlas como lo hizo antes.
Según han señalado los investigadores, los resultados de la prueba son optimistas y prometedores respecto a que si lograran descubrir cómo los efectos del espacio afectaron a este gusano para generar más cabezas de las normales —eso fue lo más bizarro que he escrito en mi vida— ellos podrían llegar a desarrollar formas para solucionar las posibles amputaciones que sufran los astronautas en el futuro.
En lo personal si yo fuera un astronauta no estaría muy contento: para empezar el hecho de hablar de amputaciones no parece muy «prometedor» como señalan algunos investigadores, y si a eso le sumamos que los especialistas no parecen tener un gran sentido de la ética el panorama se vuelve casi tan oscuro como las manchas a las que los gusanos parecen temerle en la placa de Petri.
Por otro lado este experimento creo que habla más de los seres humanos que de los gusanos capaces de desarrollar 4 cabezas en menos de 6 meses: nuestros niveles de crueldad con los pobres animales indefensos ha superado ampliamente las expectativas.
Lo único que podemos hacer ahora es esperar a que las decenas de cabezas y colas cortadas por el equipo de investigación empiecen a brindarnos más información y quizás alguna clave para el desarrollo de medicinas espaciales de regeneración.
¿Crees que serán capaces de lograrlo? ¿Podremos en el futuro regenerar nuestras propias cabezas solo con visitar la Estación Espacial Internacional?
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