Freddie Mercury murió de sida. Se enteró de su diagnóstico 5 años antes de su muerte, y desde ese momento decidió vivir cada día como si fuera el último. Este período en la vida del artista fue muy productivo: Mercury se fue a vivir a Alemania donde estuvo trabajando en la creación de su álbum en solitario. Más tarde, confesó que esos fueron sus días más felices:
¡Es tan genial que pueda comer salchichas en las calles y nadie me moleste! Soy feliz de poder ser como los demás.”
Los problemas que llegaron a Freddie con su fama nunca fueron solucionados. Mercury extrañaba la actitud humana normal. Se quejaba de que todos amaban su imagen pero que nadie lo amaba a él. Esta persona vívida y llena de impulsos era en realidad alguien introvertido en el fondo de su alma.
En 1985, uno de los últimos trabajos de Mercury fue creado —“Mr. Bad Guy”. Es difícil de creer, pero este sencillo contiene muchos datos autobiográficos. Y dos años después escribiría “The Great Pretender”. Durante sus últimos años de vida, él dio dos de sus conciertos más brillantes. Uno para 80 mil espectadores en Budapest, y otro en Londres. Este concierto fue presenciado por un número record espectadores —300 mil personas.
Durante el último concierto le dijo a Brian May: “¡No puedo seguir haciendo esto!”
En 1989, otro álbum con el simbólico título «The Miracle» (el milagro) fue publicado. Y fue un verdadero milagro porque la enfermedad de Freddie estaba progresando. Sólo un pequeño grupo de personas sabía lo que en realidad ocurría. Mercury escondía su enfermedad del mundo entero.
Durante su último trabajo en la película “Im Going Slightly Mad”, el cantante estaba ya al límite. Había perdido mucho peso y su piel bajo el maquillaje estaba cubierta de manchas rojas. En su camerino había una cama para que el artista pudiera descansar en los recesos durante la grabación. El canto de cisne del grupo fue el álbum “Show Must Go On” publicado en 1991.
El 24 de noviembre de 1991, Freddie Mercury muere, pero se las arregló para incluso escribir el escenario de su propio funeral que fue realizado según los rituales del zoroastrismo. El féretro fue cubierto con tela blanca y una rosa roja. Todo fue acompañado con rezos iraníes y la canción “Troubadour” cantada por Montserrat Caballero. Su cuerpo fue cremado y la locación de las cenizas es conocida sólo por su esposa Mary Austin.
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