Aprender a vivir en ocasiones duele, ese inmenso dolor cuando los golpes de la vida te sacuden, cuando ves que sólo te tienes a ti mismo para seguir luchando, para levantarte día a día y regalarle una sonrisa a esas personitas que incondicionalmente allí están, para regalar al mundo un ¡si se puede! Y regalarse a uno mismo la fuerza interior que nos lleva a la felicidad.
¡¡¡APRENDER A VIVIR DUELE!!!
Es cierto aprender duele y a pesar de que sientes que te arrancan algo de tu interior, algo de tu alma, esas experiencias que te hacen sentir que explotarás por dentro y no quedará nada de ti.
Es increíble que cuando se aprende de ese dolor, el sentimiento de plenitud es aún mayor.
Los golpes llegan a ti como el mar arrasa con las rocas y debo aceptarlo muchas veces he querido ser como esa roca, que aunque tiene múltiples heridas que el mar ha provocado sigue allí, sin destruirse porque el material con el que está hecha es tan resistente a cualquier ola.
Ser como rocas que no sienten tan sólo resisten, pero regreso y digo soy un humano, Dios o la vida....nos dio la capacidad del dolor, del sentir y del vivir esos golpes, porque es precisamente lo que construye el amor a la vida.
¿A poco creías que el amor a la vida es sólo cuando el dolor se esconde y sólo ves alegría?
La maravilla del amor está también en el dolor.
No pretendas ser como esa roca que pareciera que no le afectan los golpes de la vida, no eres esa roca.
El intentar serlo es como dejar de lado el ser humano que realmente eres, es dejar de lado la sensibilidad, el dolor y sobre todo el AMOR.
Vive cada golpe, es cierto a nadie le gustan, nunca estamos preparados cuando llegan, pero cuando pasan dejan en ti los mayores aprendizajes de tu vida, que no sólo te hacen mejor persona sino que te dan la madurez y fortaleza para seguir tu camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario