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viernes, 2 de octubre de 2015

¿Dar Para Recibir o Dar Sin Esperar Nada A Cambio?

¿Nunca has conocido a esa clase de persona a la que cuanto más le das, menos recibes? Es algo que te rompe los esquemas ya que cuando alguien te interesa, lo que te nace es dar y dar, sin condiciones ni miramientos, pero, ¿y si eso fuera contraproducente? ¿y si la clave estuviera en todo lo contrario? ¿y si la sensación de no tener las “cosas hechas” es la que mueve el interés?

Quizás estamos tan acostumbrados a tener todo tan “a mano” que “lo fácil” deja de tener interés. Y parece que estamos en un momento en el que complicarnos la vida nos hace desear más, de manera inequívoca, lo que creemos que no podemos tener.

Soy consciente de que lo que debería ser es dar sin esperar nada a cambio, pero aun así, en ese caso, ¿quién es capaz de no esperar nunca nada? ¿cómo se controla hasta cuánto tienes que esperar de alguien?

Para los que de manera envidiable utilizáis las reglas de las magnitudes directamente proporcionales, nada que decir, sois coherentes y prácticos. En cambio, para los que tienen ese inevitable imán hacia las cosas complicadas, hacia las causas perdidas,  creo que quizás, en algunos casos, merece la pena utilizar un poco la cabeza para autoprotegerse, incluso como “estrategia” para conectar con alguien. Y sí, suena muy frío lo de estrategia, pero en tiempos de conquista, cada uno es libre de poner sus reglas del juego y, además, lo de guardarse un par de ases en la manga está más que inventado. No se trata de hacer el papelón de tu vida, cada uno es como es y te deben querer tal cual, pero quizás no te venga mal poner en manos de tu inteligencia emocional algunos aspectos de tu modus operandi en el arte de cortejar.

Claro que habrá valientes admirables que de manera muy generosa abarquen las relaciones con el corazón abierto y queden conscientemente expuestos a en algún caso no recibir absolutamente nada a cambio. Si, por el contrario, estás en ese momento en el que una fina armadura te vendría de perlas, a veces menos es más, y ser cauto, observador, seguro y poco previsible pueden ser las cartas que necesites para llegar a esa persona sin demasiada exposición.

Ojo, si en esos primeros pasos consigues recibir algo, no olvides ir quitándote tu armadura, pues no es sostenible mantener una relación en la que todo el mundo está a la espera de recibir sin dar. Y además, ¿no sería una pena que nadie nunca arriesgue? En fin, esto de los sentimientos y la ley de la oferta y la demanda es un lío muy personal. Se abre el debate.

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