¿Alguna vez te ha pasado que para sentir que quieres a alguien te basta con solo mirarla? Y es que esa teoría que algunos aplican sobre el hecho de medir la intensidad del amor según el tiempo es realmente tonta. Negar que podemos sentirnos enamorados en tan solo un cruce de miradas es evadir la realidad de que aún existen cosas que no podemos explicar, pero para eso sí nos servirá el tiempo.
El amor no es inexplicable, pero algunos sentimientos sí. Cuando sentimos que conocemos a alguien de toda la vida pero apenas la estamos viendo por primera vez, simplemente estamos actuando guiados por la intuición. Es un acto del subconsciente, quizás él sí se está percatando de detalles que a simple vista no podríamos explicar pero que poco a poco haremos. Se puede tratar de su mirada, de la forma en la que frunce el ceño; tal vez es solo su tono de voz o esa sonrisa que la hace quedar en evidencia. Lo cierto es que no lo explicaremos a la primera.
“Una mirada dice más que mil palabras” entre tantas otras que quizás no te dicen nada; la viste, la reconociste y ahora solo te queda actuar. Sin duda que es difícil de explicar, y no pretendamos hacerlo inmediatamente. Mientras descubrimos de qué se trata, no nos queda otra más que dejarnos llevar por esa sensación que parece confirmarnos que ella es la indicada, que no hay que seguir buscando a alguien más.
¿El mundo cambia cuando dos se miran y se reconocen? Claro que sí; cambia el mundo de ellos y el de nadie más. Porque antes eran dos completos extraños y el conocerse le da sabor a sus vidas; esa incansable búsqueda del complemento parece haber llegado a su final. Tienen frente de sí un nuevo comienzo, ese que les servirá para confirmar si su instinto les quedará bien o mal.
¿Cuántas veces te has equivocado por tu intuición? Nadie lleva la cuenta de esto cuando dejan que los guíen las emociones; y qué importa si otras veces nos ha fallado ese sexto sentido porque siempre le terminamos dando una segunda oportunidad. En realidad lo hacemos por nosotros mismos, porque deseamos creer que es verdad; por fin hemos encontrado a esa persona especial y eso significa una sola cosa: ya no tengo que buscar más. ¿Qué hacemos con el tiempo? Aprovechémoslo al máximo y veamos qué tal nos va.
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