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viernes, 23 de octubre de 2015

Las personas hogar

‘Imagina la vida como si fuera un pilla-pilla
contra los rivales del otro equipo del colegio.
Pues ella… es casa’.
Elvira Sastre. 
Entre todos los rincones del mundo, siempre hay unos favoritos. No importa cuánto te muevas, cuánto viajes o dónde estés, nunca es mal momento para regresar. Sabes bien cuáles son: ‘tus personas hogar’.
Las personas hogar huelen a amor y aceptación incondicional. Huelen a cariño, a abrazos largos donde se te cierran los ojos y se esboza una sonrisa. Estas personas huelen a amistad, amor y familia elegida. Huelen a ‘estoy a tu lado así tengamos que apretar los dientes’ y confían en ti incluso cuando tú mismo has dejado de hacerlo. Son aquellas personas que no te evitan el vértigo ni la caída, sino que te ofrecen las palabras exactas que solo puede regalarte alguien que se cosió las heridas a aprendizajes. Ellas reparan con tanta delicadeza que eso de que ‘el tiempo todo lo cura’ carece de sentido cuando has probado a dejarte soplar sobre las heridas por estas personas. Las personas hogar están siempre dos pasitos detrás de ti por si te caes, para sacudirte el polvo de las rodillas con amor y comprensión.
Las puedes encontrar en lugares donde lo especial y lo sencillo se encuentran y dan la mano: son ese tipo de personas que enriquecen tu vida en pequeñas dosis y hacen deliciosa cualquier situación en la que ellas estén presente.
“Las personas hogar dejan a su paso la esencia de momentos irremplazables”.
Las personas hogar nos dan ese impulso que necesitamos para hacer las cosas que nos dan miedo. Son el paracaídas perfecto que nos regala confianza en nosotros mismos y se convierten en la dosis exacta de valentía necesaria para saltar con la confianza de saberse protegido en la caída.
Estas personas desprenden ese olor tan particular que habita en las pequeñas cosas: huelen a libro nuevo, a taza de té caliente, a café recién hecho y a tierra mojada. Huelen a viernes, a una puesta de sol en verano y a tarde de manta y peli. Dejan a su paso la esencia de momentos irremplazables: huelen a tu canción favorita cantada en el coche a pleno pulmón, a sábanas limpias y a manta en invierno. También huelen a respeto y a un gesto oportuno a tiempo; son expertas en escuchar los silencios y adivinar qué ocurre en tu interior con tan solo mirarte. Te conocen al detalle y, a pesar de todo y sobre todo, siguen a tu lado. Son la sinceridad y la transparencia en persona. Por eso, una persona hogar es el mejor espejo donde mirarse cada día: siempre refleja la versión más real y auténtica de ti. La más bonita. Son la luz al final del túnel, el apoyo durante el camino y el hombro en el que depositar tus lágrimas.
“La distancia no se mide en los kilómetros que te sobran, sino en los abrazos que te faltan”.
Huelen a brújula, a Norte… No necesitas migas de pan para encontrar el camino de vuelta a ellas y tienen las coordenadas de tus momentos importantes. Huelen a paciencia, bondad y generosidad. No piden nada pero te lo dan todo. Porque las personas hogar son la estancia más segura donde habita la suma de las pequeñas cosas más grandes de tu vida.
Ya lo dijo Forrest Gump: ‘La vida es como una caja de bombones: nunca sabes cuál te va a tocar’. Y las personas hogar son esos pocos bombones de la caja de tu vida que saben a certeza.
“Lo esencial es indefinible.
¿Cómo definir el color amarillo, el amor, la patria, el sabor a café?
¿Cómo definir a una persona que queremos?
No se puede.”
J.L. Borges.
No hacen falta muchas palabras para describir a una persona hogar, sin embargo, a veces es necesario recordar de dónde venimos… y quiénes nos acompañan. Por eso nunca es tarde para decirle a una ‘persona hogar’ lo que significa para ti y agradecer el aroma que deja en tu vida la estela de su presencia. Porque, estés donde estés, siempre puedes regresar a tu hogar; porque la distancia no se mide en los kilómetros que te sobran, sino en los abrazos que te faltan; porque, pase lo que pase, siempre habrá un hilo invisible que nos una a esas personas tan especiales; porque, en esencia, una persona hogar tiene la copia de la llave de tu ‘casa’… y de tu corazón.
Cierra los ojos…
¿Las hueles?

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