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domingo, 19 de noviembre de 2017

Un profesor da una teoría científica sobre el Más Allá y tiene mucha lógica

Hemos leído o escuchado sobre muchos casos de personas que estuvieron clínicamente muertos por un periodo corto de tiempo y luego regresaron a la vida como por arte de magia, o de forma que muchos consideran milagrosa. Algunas de estas personas regresan contando historias del paraíso o de un túnel muy largo y brillante, es decir. Así surgen las historias de lo que muchos consideran El más allá.

El doctor en filosofía y profesor universitario Yuri Serdiukov estudió muchos de estos casos, y luego formuló una explicación científica de ese sitio después de la muerte, que según él no es más que la actividad descontrolada de nuestro cerebro moribundo. 

Según el profesor Serdiukov, no es necesario acudir a ningún poder sobrenatural para poder explicar las imágenes del paraíso que algunas personas experimentan durante la muerte clínica, sino que lo único que hay que hacer es estudiar los procesos psíquicos y fisiológicos que ocurren en nuestro cerebro durante este periodo.
Cuando se declara la muerte clínica es porque dejamos de respirar y nuestra sangre deja de circular, pero los procesos eléctricos de nuestro cerebro se mantienen activos y van disminuyendo lentamente hasta que definitivamente fallecemos. Durante este periodo, nuestro cerebro es bombardeado con imágenes muy parecidas a los sueños de forma descontrolada. 

Según el científico, el contenido de este torrente de imágenes depende de nuestra personalidad, de nuestros genes y de nuestras experiencias de vida. Además, agregó que nuestra percepción optimista o pesimista de la vida también afecta lo que vemos. Así, una persona optimista verá el paraíso mientras que una persona con una visión negativa de la vida experimentará imágenes desagradables, o el infierno. 
Por último, agregó que si bien el proceso de muerte cerebral es corto, las imágenes que vemos pueden parecer eternas porque transcurren sin una percepción real del paso del tiempo, como el ciclo de día y noche. De este modo, el profesor afirma que en cierto sentido existen el cielo y el infierno, pero que no existen en un lugar físico, sino dentro de nuestra mente. 

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