Donald Trump lleva apenas unos meses en el cargo de presidente de EE.UU. y las polémicas suscitadas en este tiempo no han sido pocas. La última tuvo lugar hace un par de días, coincidiendo con la visita del mandatario y su familia a Tierra Santa.
Como ya hicieron sus predecesores, Barack Obama o George W. Bush, Donald Trump dejó el tradicional mensaje en el libro de recuerdos de Yad Vashem, el Museo del Holocausto de Jerusalén. Sin embargo, sus palabras son más propias de un simple turista que del líder de un país. Juzguen ustedes mismos:
“Es un gran honor estar aquí con todos mis amigos – ¡Qué increíble, nunca lo olvidaré!”
Su mensaje ha sido criticado hasta la saciedad, y más aún cuando se ha comparado con el que dejó Barack Obama en 2008, mucho más elaborado, solemne y acorde con el cargo que desempeñaba:
“Me siento agradecido a Yad Vashem y sus responsables por su extraordinaria institución. En un tiempo de gran peligro y promesas, guerra y progreso, estamos bendecidos por tener un recuerdo tan poderoso de la capacidad humana de crear tanto mal, pero también de nuestra capacidad para levantarnos y sobrepasar una tragedia y reconstruir nuestro mundo. Que aquí vengan nuestros hijos y aprendan la historia, para que ellos puedan unirse a nosotros y proclamar ‘nunca más’. Y recordemos a aquellos que nos dejaron, no solo como víctimas, si no también como individuos que tuvieron esperanza, amaron, y soñaron como nosotros, y que se han convertido en símbolos del espíritu humano“.
Las emotivas palabras de Obama tampoco pueden compararse con la brevísima dedicatoria de George W. Bush, aunque este, al menos, hizo alusión a la simbología del lugar: “¡Dios bendiga a Israel!“.
Las críticas que le han llovido a Trump, un hombre que ha reconocido que no lee libros, no han sido únicamente dirigidas a su vocabulario simplista, el cual ya ha suscitado alguna que otra polémica en otras ocasiones, sino por la poca sensibilidad mostrada ante la mayor tragedia del siglo pasado.
Tampoco es la primera vez que el líder estadounidense muestra ignorancia frente a nuestra historia, y suponemos que no será la última.
¿Tú qué opinas?
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