Compra más, gasta menos. Parece que ese credo ha estado con nosotros desde que nacimos. Si bien antes podíamos encontrar, tras esa premisa, una verdadera oferta, encontrar lo que necesitábamos a un precio justo se ha vuelto algo cada vez más complejo con el paso de los años.
Ahora, en una época de consumo masivo en el que las fronteras existen para las personas, pero no para los productos, un supermercado tiene todo lo que puedes imaginar, y puedes tener la seguridad de que no van a dejar la decisión de venta sólo en lo que crees que necesitas.
La mercadotecnia, administración de empresas, psicología y muchas otras disciplinas estudian el comportamiento de los compradores para asegurarse de que en verdad gastes más de lo que tienes en mente. Algunas trampas son obvias, pero aunque creamos que no somos ingenuos, nuestro cerebro se identifica fácilmente con ciertas cosas y queramos o no, solemos caer en el juego de las compras.
Carritos grandes
Los carritos de supermercado fueron introducidos hace décadas, pero lo que comenzó como una comodidad para ayudar a la gente a llevar todo sin molestias, se ha convertido en una herramienta infalible. Si crees haber notado que cada vez los carritos de supermercado son más grandes, estás en lo correcto. Las empresas te dan carros más grandes para que sientas que lo que compras no es suficiente, pues la idea de “carro lleno, compras completas” está en nuestra cabeza, así que no importa que tengas más que suficiente, si el carro no está lleno, buscarás más cosas para llevar.
Compras más caras a la vista
Los productos que se encuentran a la vista del ojo suelen ser lo más caros, mientras que los más baratos estarán en la zona inferior. Aunque algunas veces los costos varían debido a la calidad del artículo, muchas veces los productos en los niveles inferiores son tan buenos como los más costosos, pero son relegados para que generes más ganancias para la tienda. Por otra parte, en la sección de niños, los productos más caros también se pondrán a la altura de los niños, así ellos los encontrarán y ejercerán presión a sus padres para que se los compren.
Pasillos confusos
Aunque también es cuestión de ahorrar espacio y decoración, los pasillos principales siempre se parecen para que la gente se confunda y deambule por ellos mientras encuentra lo que necesita. Claro que al hacer eso obligan al comprador a “encontrar” cosas que realmente no necesita pero que terminará comprando.
Zonas de descanso
Hay tiendas que te invitan a permanecer más tiempo en ellas al darte pequeñas zonas para descansar de las compras. Usualmente están en la sección de electrónicos y mientras te sientas y observas las televisiones o videojuegos, tu cuerpo se prepara para comprar más.
La música no es tu amiga
Uno de los más recientes descubrimientos es que la música nos hace gastar más. Esto no debería sorprender si la receta perfecta para un bar es temperatura alta y música buena, pero los supermercados no han perdido el tiempo. Se ha demostrado que el jazz, la bossa nova y los clásicos remix relajan a la gente y la ponen de buen humor, invitándola a gastar más.
Si crees que esas cosas no te suceden, que no caerías tan fácil y que no gastas más de lo que necesitas, presta atención la próxima vez que hagas tus compras, seguramente estarás cantando alguna canción que te guste y poniendo una caja de dulces en el inmenso carrito de compras sin que te hayas dado cuenta.
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