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martes, 23 de diciembre de 2014

Ser Vegano O Vegetariano En Navidad: Cómo Superar El Tercer Grado Familiar

Para ponernos en situación, imaginaos el drama que se monta en una familia súper conservadora y tradicional cuando un hijo sale del armario, pues bien, ser de Euskadi y renegar del chuletón supone un shock y una incomprensión similar para la familia vasca de pura cepa.

De hecho, puedo recordar perfectamente a mi madre comentando: “Esta es una fase que está pasando la chavala”, como si me hubiera plantado allí con una camiseta de Justin Bieber o algo por el estilo. Como llevo unos años pasando por este duro trance y ya estoy curtida, aquí van unos consejillos para poder salir (casi) ileso de las jornadas familiares navideñas siendo un pobre comehierbas primerizo.

1 – La hora de la comida
Puede que con el tiempo tus familiares se interesen un poco por el tema y te preparen alguna cosilla para ti, pero, de primeras, lo más normal será que ni siquiera tengan claro qué comes y qué no, así que lo más recomendable es que lleves un tupper de supervivencia o unas socorridas hamburguesas vegetales.

Estarán bastante confusos y frustrados diciendo cosas como “Ya nos había comentado algo tu padre de que ahora comías como vegetariano, pero pensábamos que pollo comerías” y “Anda, qué más te dará por un día, no nos hagas el feo”. Las preguntas “¿Ah, pero jamón tampoco?”, “¿Pescado por qué no?” y “Pero si solo lleva un poquito de panceta, ¿eso también cuenta?” se pueden suceder durante horas, por lo que mantén la calma, que esto no ha hecho más que empezar.

2 – Las acusaciones y teorías conspiratorias varias
En el segundo round, alguno puede comentar que eso del veganismo tiene que ser como una secta y que te han lavado el cerebro. Otro soltará los clásicos de que todo vegano ha tenido que escuchar sobre la evolución, estar en la cima de la pirámide alimentaria, dirá que somos cazadores y te preguntará si piensas que un león es malo por comerse a las pobres cebras.

Cuando la family al completo lleva un rato increpándote con estupideces varias es difícil no dudar de si siempre te han odiado y están aprovechando la situación para hacértelo saber. Es probable que seas el primer vegano que conocen en su vida y todo les parece muy raro, así que respira hondo y explícales que lo haces sobre todo por ética, por intentar ser más justo y mejor persona y que crees que deberían simplemente valorar que intentas hacer algo bueno por los demás. Si después de eso siguen jodiendo, desconecta el cerebro un rato, que no hay nada que hacer.

 3 – Todos van a ser médicos y nutricionistas
Es bastante complicado ver a un montón de gente enchufándose colesterol y vino en vena poniendo en tela de juicio lo saludable de tu estilo de vida, pero paciencia one more time, que ya queda poco para que saquen los turrones.

Tu familia, como la mayoría de gente, no tiene ni idea de nutrición. Lo más parecido que han podido palpar en la vida fue cuando hicieron la dieta de la alcachofa en 1988 y cogieron 6 kilos más después por el maldito efecto yoyó. Estarán muy preocupados sobre todo por tus dificultades para conseguir hierro, proteínas y calcio, explícales rapidito que todas esas cosas pueden conseguirse de fuentes vegetales sin problema y, con suerte, te dejarán terminar tranquilo lo que te queda de tupper.



Como medida drástica pero eficaz, recomiendo hacerte unos análisis de sangre antes de Navidad, y si siguen cuestionando non-stop tu salud, se los plantas en la mano y tema zanjado. Lo más probable es que tengas los resultados más saludables entre los presentes, a ellos seguirá pareciéndoles que tu dieta es un sacrilegio y que te estás muriendo por dentro aunque se te vea estupendamente, pero al no tener más argumentos seguramente lo dejarán estar.

Y cuando las fuerzas flaqueen, recuerda que esta será la primera vez en la que los pantalones te suban con la misma facilidad al inicio que al final de las fiestas, ¡todo tiene premio en esta vida!

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