Todos sabemos que en lugares como los hoteles o albergues, nunca faltan las pastillas grandes o pequeñas de jabón para los huéspedes. Sin embargo, también es un hecho que nadie se las llega a gastar por completo durante su estancia y por supuesto, se tienen que reemplazar continuamente, puesto que tú no te bañarías con el mismo jabón que una persona desconocida.
Esto significa que cada año, millones de jabones son desperdiciados a pesar de quedar prácticamente nuevos.
Es por eso que a Shawn Seipler se le ocurrió la mejor manera de recolectarlos y reciclarlos, como parte de un proyecto llamado Clean the World. Esta organización busca fabricar y distribuir productos de limpieza entre comunidades de bajos recursos, sin lucrar con ellos.
Según cuenta Shawn, la idea le llegó tras alojarse en un hotel 5 estrellas y preguntar que pasaba con los jabones a medio utilizar. Saber que simplemente los tiraban le impactó muchísimo, en especial sabiendo que había millones de personas que no podían permitirse ni comprar un jabón barato por su pobreza.
Fue en el 2009 que inició con la noble labor de reunir estas sobras, a fin de higiernizarlas y volverlas a compactar en jabones nuevos, que enviaba a países con problemas de pobreza. Gracias a su colaboración, mucha gente (sobretodo niños), ha podido prevenir enfermedades que surgen por la falta de limpieza.
La compañía también recibe otros productos de limpieza, como champú, acondicionador y lociones.
Ahora, muchos hoteles le envían no solo sus jabones, sino que donan medio dólar al año por cada habitación que poseen; lo que ha aumentado los recursos de Clean the World.
En el 2006 se lograron entregar 7 millones de jabones y 400,000 kits de productos higiénicos.
Si bien aún queda un largo camino por recorrer, son personas como Shawn las que marcan una gran diferencia en este mundo.
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