En Estados Unidos, las mujeres constituyen el 49 % de las personas sin hogar, según datos estadísticos de organizaciones civiles. Algunas son homeless crónicos, es decir discapacitadas que son abandonadas y quedan sin hogar; otras, son transitorias, personas que pierden su casa por alguna situación específica. Ese es el caso de una mujer que perdió a su esposo y quedó en la calle. Ella estuvo vagando más de un año en un vecindario, hasta que un hombre decidió hacer algo para ayudarla.
Él fue a la tienda, se gastó 500 dólares y regresó con tablas de madera, pegamento, puntillas y martillo.
Al principio nadie sabía qué estaba haciendo este hombre, pero, poco a poco, el cuadrado de madera comenzó a tomar forma y era una casita andante para la indigente.
Cuando finalizó su labor, le entregó las llaves de la casa rodante a la mujer.
Ella no podía creérselo cuando tomó las llaves de su casa: un lugar donde descansar, lejos de los basureros y del peligro nocturno.
Ahora, este hombre ha establecido un contrato con la policía para construir más casas rodantes, las cuales permanecerán en el mismo lugar durante 72 horas y deberán ir cambiando de posición. Así, ayudarán a más indigentes a encontrar un hogar.
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