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sábado, 29 de abril de 2017

Se reencontró con su hija 20 años después de abandonarla. Cuando la vio se llevó la sorpresa de su vida

Las vueltas que da la vida”, suena a una frase extraída de alguna canción, pero sin duda es muy certera.

Tatiana Olegovna Kirillova fue su nombre original cuando nació en un pequeño pueblo llamado Bratsk, Siberia. Su nacimiento fue un 29 de febrero de 1992. Ahora su nombre es Jessica y es una talentosa atleta paralímpica representante de Estados Unidos.

Jessica nació con una anomalía llamada Hemimelia Peronea. Éste padecimiento se refiere a la ausencia de la parte inferior de las piernas y tristemente, ésta fue la causa por la que sus padres decidieron darla en adopción por el miedo a la carga de criar a un hijo con discapacidad.
Jessica Long, antes Tatiana Olegovna, pasó poco más de un año en Siberia, pero a los 13 meses, la vida le cambiaría para siempre. Una familia estadunidense se dedicó a investigar en diversos programas de adopción internacional y fue así como tomaron la decisión de cruzar el continente para ir por la pequeña Jessica. Al verla simplemente en foto, la pareja sabía que era la indicada para ser la nueva integrante de la familia.

A Tatiana le dieron el nombre de Jessica Long y viviría en un hogar lleno de amor con su nueva familia en Baltimore, Estados Unidos. Los padres adoptivos de Jessica pensaron que sus padres biológicos habían fallecido.
A pesar de que después de 5 meses de su adopción le amputaron las piernas, ni los padres ni Jessica podían borrar la felicidad de su rostro. Inmediatamente le pusieron unas piernas ortopédicas. La familia nunca se rindió y apoyaron mucho a Jessica para que se convirtiera en lo que es actualmente: una atleta paralímpica.

A los 19 años de edad ya era reconocida por el mundo y estuvo presente en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 ganando 5 medallas de oro y 2 de plata. Tal mérito hizo que se convirtiera en la nadadora paralímpica más exitosa en la historia de Estados Unidos.
A esa misma edad decidió buscar a sus progenitores y se enteró de que ellos estaban vivos. Fue hasta un año después de las Olimpiadas cuando Jessica viajó a su pueblo natal. Sorprendida, conoció a su mamá quien rompió en llanto en cuanto la abrazó. “Mi pequeña, lo siento tanto”, fue lo que dijo la madre.

A pesar de que no hablaban el mismo idioma, Jessica publicó una foto agradeciendo el apoyo y el recibimiento con respecto a su madre biológica. Ella finalizó su agradecimiento escribiendo:

“Ésta foto lo dice todo… Simplemente la quiero”.
Sin duda y a pesar de todo, el cariño y el agradecimiento hacia su madre por haberle dado la vida, fue realmente conmovedor.

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