Jamie Jenkins y Jakob Lang eran una pareja de Australia muy peculiar. Aunque ambos medían aproximadamente 1.80 metros, eran portadores del gen de una condición conocida como enanismo.
Pero eso no les había impedido hacer sus vidas como cualquier otra persona, tanto así que estaban esperando a su primer bebé.
Sin embargo el diagnóstico médico no fue muy alentador: apenas en la semana 12 de gestación, un ultrasonido reveló complicaciones. Según los especialistas, su hija no había desarrollado el tejido pulmonar y moriría, por lo que le aconsejaban abortar.
“Podía sentir sus pataditas y ya le había puesto nombre, no podía hacerlo”, dijo Jamie.
Al nacer, Helena sorprendió a todos pues no sólo sobrevivió al parto, sino que creció como cualquier niño. A las seis semanas de nacida, sin embargo, le fue detectado el mismo gen de sus padres, por lo que tendría enanismo igual que ellos.
Tras haber pasado sus primeros tres meses de vida en el hospital y después de varias operaciones, Helena por fin pudo irse a casa con sus padres, quienes amorosamente la llaman “Dulce Pulgarcita”.
Actualmente Helena tiene un año de edad y ha debutado como modelo de ropa para bebés, demostrando que lo único que importa es el amor y una bella sonrisa.
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