En la mañana del 6 de mayo, en la lejana Chongqing, China, un horrendo descubrimiento fue llevado a cabo. Un perro salió con su dueño a la caminata matutina, de repente, se detuvo y corrió hacia un terreno de tierra.
Eufórico, el perro comenzó a cavar y lo que halló debajo de la tierra heló la sangre de su dueño, Yang Jiali.
Allí, debajo de la tierra yacía un bebé llorando por su vida. Pronto reportaron lo sucedido y el bebé fue transportado a un hospital. El médico lo examinó y con gran tristeza dijo que apenas podía sentir sus latidos.
A pesar de los pronósticos reservados, el pequeño bebé logró sobrevivir.
Las autoridades desconocen el paradero de su familia y especulan que probablemente lo hayan enterrado creyendo que estaba muerto.
Todos esperan que muy pronto el caso se resuelva y el bebé pueda retornar sano y salvo a su hogar.
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