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domingo, 21 de mayo de 2017

El silbato de la muerte azteca es lo más perturbador que verás y escucharás hoy

Este silbato es una de las piezas más siniestras e intimidatorias de la cultura mexica. Solo escucharlo para los pelos de punta.

Guerra psicológica mexica

La guerra psicológica brutal es casi tan vieja como la guerra misma. Vlad Tepes, quien inspiró al mítico Drácula, dejaba los caminos sembrados de seres humanos supliciados por empalamiento. El caudillo uzbeco Tamerlán erigía pirámides con las cabezas de sus víctimas. Genghis Khan fue más refinado, ya que solo colocaba muñecos de hombres sobre caballos para que el enemigo creyera que el ejército atacante era más grande.

A más de 10 mil kilómetros de distancia de esos crueles artistas europeos y asiáticos de la guerra psicológica, los aztecas también desarrollaron su táctica, bajo la forma de un silbato de sonido tenebroso que hacían sonar antes de entrar en combate y en ceremonias mortuorias.

Hábil diseño

Es de suponer que los «ingenieros de sonido» aztecas  pasaron por horas de ensayo y error hasta lograr diseñar un silbato que reprodujera este espeluznante ruido que parece una mezcla entre los alaridos de una gata en celo y bajo tortura y los de una persona que está siendo desollada viva.

Los silbatos prehispánicos también tienen sus especialistas y esta pieza arqueológica azteca en forma de calavera que ahora se vende como suvenir, es clasificada como un aerófono porque el sonido es producido por el aire al vibrar dentro del instrumento.

El silbato de la muerte también es llamado Ehecachichtli, por Ehécatl, dios del viento en la mitología mexica. Los aztecas creían que Ehécatl era capaz de dar vida a las cosas inertes, todo lo contrario de su silbato, bueno para dejar tiesos de miedo a los seres con vida.

Pitidos mortales

Solo imaginar una carga de un millar de combatientes aztecas encabezados por los célebres guerreros «Águila» y «Jaguar», haciendo sonar cada uno su silbato en los preliminares de una batalla, pone la piel de gallina.

Al escuchar el tétrico aullido de dolor humano, los guerreros enemigos deben haber quedado inutilizados entre temblores, sin haber recibido una sola herida. Con razón, los aztecas derrotaron uno tras otro a los reinos y señoríos que les opusieron resistencia en su camino hacia la futura Tenochtitlán.

También se cree que los silbatos de la muerte eran utilizados en ceremonias mortuorias, para poner música de tránsito al otro mundo, una costumbre de muchas culturas, aunque no con un instrumento musical tan espeluznante. Es posible que a los condenados a muerte se les haya añadido el suplicio adicional del soplido del silbato ¡Menuda muerte!

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