¿Has escuchado decir que la vida puede dar un giro de 360 grados cuando menos te lo esperas? Gustavo Vázquez un día fue un exitoso modelo de ropa interior para hombre en Alemania, y al otro día ya no era nadie.
Orlando es originario de Cali, Colombia. Cuando tenía 19 años viajó a Alemania para trabajar como modelo. La firma Bruno Banani lo contrató. Un buen día, Gustavo decidió regresar a Cali. Se enamoró perdidamente de una mujer y se retiró del mundo del modelaje. Fue entonces cuando inició carrera en el fisiculturismo.
Pero no iría muy lejos: su amada lo abandonó y la madre adoptiva falleció. Gustavo se vio sumido en una profunda depresión. Sin amigos ni familia, Gustavo halló consuelo en las drogas. Un día probó un poco, y otro poco… y otro más… y así hasta que se convirtió en un adicto que solo tenía su cuerpo para intercambiar por las drogas.
Gustavo vive hoy en las calles, merodea cerca de la plaza Cayzedo, ese es su rincón para la vida.
Gustavo es huérfano, nunca conoció a sus padres. No tiene familiares ni amigos que respondan por él. Asocia todos sus males con la droga, pero es incapaz de dejarla. La calle es hoy su casa, la frialdad de las noches su única compañera.
La vida cambió para este hombre en un abrir y cerrar de ojos. A sus 41 años solo le queda el recuerdo de la gloria y un presente de mendicidad y carencias de todo tipo.
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