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domingo, 7 de enero de 2018

ALARMA: La escandalosa práctica sexual de moda que puede destrozarte la vida

Hablamos del Chemsex, una práctica no muy conocida, pero como muchas de las nuevas modas que hacen peligrar la salud e incluso la vida de las personas, parece que ha cogido carrerilla. Últimamente, noticias sobre prácticas sexuales como el muelle, o el reto de la ballena azul están muy presentes en los medios. Sin embargo, el tema del que hoy os hablaremos, el Chemsex, precisamente por estar entre ser una desconocida o ser de dominio público, supone un importante riesgo. Chemsex es el acrónimo de chemical sex, una práctica sexual que su descripción podría resumirse en una jornada intensiva de sexo llena de drogas y estimulantes. La duración de estos encuentros puede llegar hasta las 72 horas y no son para nada nuevos: los colectivos homosexuales llevan años realizando prácticas similares, pero en forma de casos aislados y no como fenómeno social y masivo. De hecho, ahí radica la clave de la cuestión: el chemsex se está extendiendo, y lo hace rápidamente.

Se han detectado varios casos en Cataluña, todos ellos tardíos, descubiertos como el resultado de sus terribles consecuencias: enfermedades de transmisión sexual, diversos problemas de salud, daños psicológicos e influencia de diversos estupefacientes, según recoge ‘El País’. Lo más preocupante es el primer punto, lo referente a las ETS, que se dispara masivamente en esta suerte de orgías de alto rendimiento. El hospital Clínic de Barcelona responde a la amenaza con inofensivas encuestas que persiguen detectar anticipadamente a los practicantes del Chemsex, mientras que la Vall d’Hebron, estudia la posible creación de un circuito asistencial que permita asistir de forma multidisciplinar las variables necesidades de estos casos. “Nosotros vemos los casos clínicos y eso es solo la punta del iceberg”, explicaba Josep Mallolas, doctor destinado al Servicio de Enfermedades Infecciosas del Clínic.

Uno de los problemas añadidos del Chemsex es la incapacidad de conseguir determinar cuándo se tratan de prácticas puntuales y esporádicas a cuando se convierten en un trastorno sexual, ligado a dependencia o trastornos compulsivos. Asimismo, por su sintomatología, es complicado distinguir si el paciente practica Chemsex o no. No toda actividad sexual intensa y de larga duración, podría ser considerada Chemsex, tampoco cualquier contagio de enfermedades infecciosas o ETS, ni tampoco los consumos aislados de drogas. Se trata de la unión de todas estas características, al tiempo, lo que determina la existencia de un practicante de chemsex, de otro que no lo es, e incluso en estos casos, el desconocimiento, la vergüenza, o la simple necesidad de ocultarlo impiden muchas veces detectarlos a tiempo.

Con el objetivo de suavizar estas problemáticas se suman iniciativas de diferentes centros, y todos coinciden en dos aspectos básicos desde los que deben abordar la cuestión: el primero, el reconocimiento de que el chemsex no es solo una cuestión infecciosa, es una cuestión psicológica y social, y por tanto debe ser estudiado desde la visión de varios expertos. Por este motivo, equipos multidisciplinares y comités de profesionales variados son lo primero que debería crearse. El segundo es que, por tratarse de prácticas sexuales ocasionales y muy cuestionables moral o religiosamente hablando, se necesitan profesionales capaces de alejar sus prejuicios y abrirse a las experiencias de los pacientes, pues tal y como advierte Feran Pujol, director de BCN Checkpoint: “Es bueno siempre y cuando los pacientes sean tratados de forma que corresponde, sin moralismos. Hay que ayudar, no juzgar. Las actitudes paternalistas no tienen mucho sentido”.

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