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viernes, 5 de enero de 2018

Encuentran antidepresivos en el cerebro de los peces de los Grandes Lagos

Se trata de una amenaza real para la biodiversidad. ¿Cuáles serían las consecuencias?
Un equipo de científicos del Colegio de Artes y Ciencias de la Universidad de Búfalo (EE. UU.) ha descubierto antidepresivos humanos acumulándose en los cerebros de diversos peces comunes en la región de los Grandes Lagos. En concreto, los investigadores detectaron altas concentraciones de estos fármacos y sus restos metabolizados en el tejido cerebral de 10 especies de peces que se encuentran en el río Niágara, un conducto vital que conecta dos de los Grandes Lagos de América, el lago Erie y el lago Ontario, a través de las famosas cataratas del Niágara.

El hallazgo de los antidepresivos en la vida acuática de este río (con una cuenca de 56 kilómetros de longitud) plantea serias preocupaciones ambientales, afirma Diana Aga, líder del trabajo a la revista Environmental Science and Technology.

"Estos ingredientes activos de los antidepresivos, que están saliendo de plantas de tratamiento de aguas residuales, se están acumulando en el cerebro de los peces. Es una amenaza para la biodiversidad, y debemos estar muy preocupados", aclara Aga.

Estos fármacos podrían afectar el comportamiento de los peces. Otros equipos de investigación han demostrado que los antidepresivos pueden afectar el comportamiento alimentario de los peces o sus instintos de supervivencia", comenta Aga.

"Si ocurren cambios como éstos en la naturaleza, en los que los peces no detectarían la presencia de depredadores a causa del efecto de los antidepresivos, por ejemplo, tienen el potencial de interrumpir el delicado equilibrio entre las especies que ayuda a mantener el ecosistema estable, comenta Randolph Singh, coautor del trabajo.



Si bien es cierto que los niveles de antidepresivos presentes en los peces analizados no representan un peligro para los seres humanos que comen pescado, no puede obviarse el riesgo que estas drogas suponen para la biodiversidad. Según los científicos hay que hacer sonar la alarma pues apenas podemos lograr a comprender cuáles podrían ser las consecuencias.



Un peligroso cóctel de antidepresivos en el agua


El porcentaje de estadounidenses que toma antidepresivos ha aumentado un 65% entre 1999-2002 y 2011-14, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud. Las instalaciones de tratamiento de aguas residuales no han podido seguir el ritmo de este crecimiento, por lo que son liberados al medio ambiente.

Los investigadores encontraron una gran variedad de productos químicos farmacéuticos y de cuidado personal en los órganos y músculos de 10 especies de peces como la el , pez bizco o leucoma, rudd, la perca blanca, la perca amarilla, el rudd, la amia calva o la trucha arcoiris. De entre todos, los antidepresivos representaron el problema más importante: estos fármacos o sus metabolitos fueron hallados en el cerebro del 100% de todas las especies de peces estudiadas por los científicos (en algunos peces se encontraron alrededor de 400 nanogramos de norsertralina, un metabolito de la sertralina, ingrediente activo del Zoloft, por gramo de tejido cerebral).



Aparte de la sertralina, también se encontró citalopram (Celexa), y norfluoxetina (Prozac y Sarafem).

Más de la mitad de las muestras de cerebro de peces tenían niveles de sertralina de 100 nanogramos por gramo o más. 

La evidencia de que los antidepresivos pueden cambiar el comportamiento de los peces generalmente proviene de estudios de laboratorio que exponen a los animales a mayores concentraciones de drogas que las que se encuentran en los ríos, pero los hallazgos del nuevo estudio siguen siendo preocupantes: los antidepresivos que el equipo de Aga detectó en los cerebros de los peces se habían acumulado con el tiempo, llegando a menudo a concentraciones que eran varias veces más altas que los niveles en el río. Incluso hasta 20 veces más.

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