La pederastia sigue siendo una realidad en la sociedad actual. Esta lacra sigue vigente en algunos países asiáticos como Filipinas o Tailandia, dónde las mafias operan ante la pasividad de la administración, y parte de culpa es de algunos consumidores de pornografía infantil occidentales. El turismo sexual o las redes pornográficas infantiles son algunos de los nichos ocultos que fomentan estas prácticas, pero la nueva moda pederasta rebasa cualquier barrera imaginable. La policía española está detectando el uso de la mensajería instantánea y el chat en vivo para un macabro objetivo: visualizar en directo abusos a menores.
El pederasta paga por ver como un menor es víctima de todo tipo de vejaciones y abusos sexuales. En ocasiones, el menor ya ha sido víctima en persona por el pedófilo que ha contratado el servicio streaming. Estos servicios son más difíciles de identificar, ya que si no existe grabación y el abuso es en directo, es más difícil rastrear el delito. El australiano Peter Scully, uno de los pederastas más despiadados que ha capturado la policía española, utilizó este tipo de streaming para establecer toda una red de pedófilos que pagaban por sus servicios. Scully ofrecía una exclusiva oferta de vejaciones a la carta, algo que escandalizó hasta a los propios pederastas, que denunciaron su caso. El material intervenido a Scully llegaba a contener menores manteniendo relaciones sexuales con animales muertos.
Esta nueva modalidad de delito se está convirtiendo en una peligrosa tendencia. Se trata de un caso extremadamente peligroso, ya que los pederastas dan instrucciones a las mafias sobre cómo abusar del menor desde la comodidad de su casa. La detección e investigación de estas prácticas son especialmente difíciles, ya que diariamente millones de usuarios visualizan este contenido de forma online.
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